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La esquina de gordo

Paco / Carrillo

¡Hasta los mismísimos!

Así, sin paliativos ni medias palabras. A estas alturas, salvo los directamente interesados, la mayoría está hasta los mismísimos del espectáculo que nos están brindando los llamados progresistas, los conservadores, los que van al tope, los que han decidido vivir del cuento y la madre que los parió a todos. Se salvan, eso sí, los bienintencionados, los de la puntita nada más, esos que también son culpables por sus silencios cómplices.

Esta partitocracia no funciona ni funcionará jamás mientras que los intereses privados primen sobre los que pagan todas las orgías. Ya está bien de decir que todos los políticos actúan de buena voluntad. ¡Ni es cierto ni con eso basta! Dígale a un cirujano que con la buena voluntad le es suficiente; dígale a un enfermo crónico que existen medicamentos mejores que los que entran en las subastas; háblele de los recortes en Sanidad que eternizan las listas de espera; a ver quién se traga que la economía -eso cada día más complicado-, puede ser gestionada por una piara de voluntarios que ni siquiera van de buena fe; admita que hay que ir al rescate de los bancos cuando estos no ganan lo previsto; consienta los sueldos y los sobresueldos de los altos cargos, todos nombrados a dedo; no se rasgue las vestiduras si un producto salido de la incultura y la falta de moral, que pretende cambiarlo todo, ese epatante egocéntrico se plante en mangas de camisa ante el que todavía es la máxima figura del país, lo tutee, y lo que es peor, que diga a voz en grito que no cejará hasta echarlo…, y más, que la máxima figura no imponga un protocolo como, por ejemplo, mantienen los jueces o los restaurantes con cierto aquel, ¡y en cambio se cuele de smoking en un chafardeo de bichicomas cinematográficos!

Hace tiempo leí esto: «Cierta izquierda, mediante la astucia desvergonzada que la caracteriza, no elude jamás apropiarse de determinados vocablos que suenan bien. Luego, en un auténtico acto de cuatrerismo, los convierte en banderas destinadas a engatusar a las masas ignorantes y a ofrecerles una coartada a los del arribismo político». Lo peor es que ya no es sólo "cierta izquierda", en la actualidad ya están en el saco la derecha, los de melasudan y los mediopensionistas, todos enarbolan por igual esas banderas de vocablos tales como democracia participativa, progresismo, sociedad civil, unidad popular, lucha por la libertad… ¿se da cuenta de que este discurso tan contradictorio sólo está dirigido a las masas asilvestradas y al embrutecimiento de la sociedad? ¿Encuentra ahora la razón por la que ningún gobierno haya procurado una cultura ni una educación adecuada para que cada uno pueda ejercer sus derechos?

La prueba más evidente de esta situación es que nadie ajeno y desvinculado de los intereses partidistas, puede ni podrá ejercer su libertad puesto que a la hora de ejercerla se encuentran que hay que votar lo que otros ya han decidido. Consignas interesadas, eslóganes, palabras, palabras, palabras. Ya lo dijo el pensador y escritor inglés, Aldous Huxley: "Cuanto más siniestros son los designios de un político, más estentórea se hace la nobleza de su lenguaje".

¿Es para estar hasta los mismísimos?

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