Un portuense en Madrid

José Antonio Ortega / Romero

Carnaval de Madrid

ES Carnaval. En El Puerto, en Cádiz, y también lo ha sido en Madrid. Un Carnaval que se ha convertido en noticia en toda España. Seguro que muchos ni se imaginaban que en Madrid se celebraba el Carnaval.

Un Carnaval con títeres en el que se adoctrina a niños sobre las bondades de la anarquía y lo perverso de la religión. Pienso en la cara de los pobres niños ante tal esperpento de espectáculo. Supongo que nadie se percató que representar la violación de una religiosa no era lo más adecuado, ni para los niños, ni para una sociedad en la que libertad de expresión debería partir del respeto a la dignidad de los demás.

En el tema del terrorismo no voy a entrar, porque lo veo inadecuado para niños, pero no tanto como para que los autores sigan detenidos. Creo que hay formas de enaltecer otros tipos de terrorismo que quedan impunes. Aunque esto no justifica un espectáculo fuera de contexto y tono.

Pero no solo han sido unos títeres. Aquí hemos podido disfrutar de un "Gran Pasacalles" con pancartas en contra de políticos y grandes empresas. ¿Para qué desaprovechar la ocasión de utilizar las instituciones para hacer lucha ideológica? Pues así es el Carnaval de la capital. Para una minoría. Para adultos, sin actividades para niños y con muy pocos disfraces. Con reivindicación, pero sin diversión.

Me preocupa cómo algunos políticos en El Puerto se han apresurado a posicionarse a favor de estos titiriteros, sin crítica alguna a la programación "cultural" del Carnaval de Madrid. Esperemos que solo sean bravuconerías en Twitter, y nunca piensen que el Carnaval de Madrid puede ser un modelo a seguir en nuestra ciudad.

Este año creo que no va a ser así. Tendremos un Carnaval de El Puerto con un Carrusel de Coros y una Cabalgata. Actividades sencillas, pero amables, simpáticas y para todos los públicos. Un Concurso de Popurrís en la Plaza de la Herrería y múltiples tablaos por todo el centro para revitalizar el Carnaval de la calle. Una fiesta picaresca, pero no beligerante. Con un Concurso de Agrupaciones en el Teatro, en el que habrá crítica social, pero de una forma más ingeniosa que una pancarta en una cabalgata. Sin olvidar un atractivo Concurso de Disfraces para los más pequeños. Todo aderezado con la espectacular oferta gastronómica de los bares del centro.

Aun así, el lunes aparecerán los habituales derrotistas tirando por tierra cualquier iniciativa. A esos me los traía yo a Madrid a escuchar un concierto de músicas extrañas y a que les cobren 20 euros por un plato de bravas congeladas. A veces hay que salir un poco fuera para valorar lo que tenemos.

Y a los que nos critican a los andaluces de vagos y analfabetos, les invito a que escuchen algunas de las coplas que se cantan estos días por Cádiz. Insultar con un juez ahorcado es fácil. Criticar con estilo y con belleza artística está al alcance de muy pocos, los gaditanos entre ellos. Para el próximo Carnaval de Madrid, que se pasen antes unos días por la provincia de Cádiz.

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