Efecto Moleskine

aNA SOFÍA / PÉREZ-BUSTAMANTE

Soy mi nuero (fechoría)

El tráfico se taponó a la altura del Balandro, como suele. "¡Vamos, que tenía algo muy importante que hacer!", bramó el taxista. Miré y vi la causa del tapón: una mujer de muslo hermoso en apretada licra atravesaba a cámara lenta la calzada, con la vista puesta en la otra acera, mientras despacio, muy despacio, se iba sacando de la boca la cáscara de una pipa. Al taxista le estallaba la vena del cuello, incapaz de apreciar el magnífico desplante de aquella mujerona, impasible como un gorila faraónico que masticase bayas allá en una reserva del Serengueti. Era viernes de Carnaval por la mañana. A partir de aquella noche, la marabunta. El taxista verbalizaba: "Viene gente de todas partes nada más que para hacer aquí las fechorías... Y como todos van disfrazados, pues no se puede ni denunciar"... Me estremeció de horror la imagen de la Alameda llena de enmascarados delinquiendo impunemente, pero también me estremeció de placer filológico su vocabulario: LAS FECHORÍAS.

Qué perla anacrónica en el centenario de Cervantes, oh my God, cuando para celebrar el Quijote vamos a Eurovisión con una canción totalmente en inglés. Pero es que no salgo de mi asombro. He visto por la tele más de media final del Falla y me ha gustado. (¡A mí?). Esa comparsa vestida de camaleón con pan de oro en los ojos que resulta que es estampación de mi amigo José Alberto López. Ese coro egipcio con mujeres que van y se sacan de la garganta el "Dúo de las Flores" de la ópera de Delibes. Ese pregón surrealista, post-ochentero, donde un Pablo Carbonell vestido de Gurruchaga nos instó a respetar los patos del parque Genovés, leyó un poema de Benítez Reyes, encomió juntos a Alberti y Pemán, agradeció a Juan Manuel el de la librería Falla su amor a La canción del pirata de Fernando Quiñones... ¡Misiones pedagógicas! Estupor. Es verdad que el público estaba frío, pero a mí me parece genial el himno a Teruel en medio del carnaval de Cádiz, y no sé qué prefiero: si el "Posliespán, poliespán, sin ira poliespán", la "Bicicleta estática" o la bonita canción racial "Soy mi nuero", de Los Gandules. Será el cambio climático, pero a mí este año, ¡oh fechoría!, me está gustando el Carnaval.

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