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Crónica personal

Pilar / cernuda /

Rajoy resiste

MIENTRAS algunos de sus principales colaboradores recogen sus papeles porque han perdido sus cargos, o anuncian contra todo pronóstico que no quieren seguir asumiendo las responsabilidades de partido tras quedar en minoría cuando defendían sus cargos, Rajoy no se inmuta. Políticamente, porque desde su círculo más cercano aseguran que la procesión va por dentro, que se siente profundamente afectado por el resultado electoral no solo por lo que supone de claro rechazo ciudadano a su gestión sino también porque supone un serio golpe a varios de los dirigentes del partido por los que siente más afecto y respeto.

Pero en ese mismo círculo afirman también que ni se le ha pasado por la cabeza dimitir o renunciar a su derecho a presentar nuevamente su candidatura a la presidencia; no quiere pasar a otro ese cáliz en momentos de crisis seria como la que está sufriendo el PP, y su idea es hacer un esfuerzo sobrehumano para que remonte el partido de aquí a seis meses. Y dicen más: que Rajoy no confía en que de aquí a entonces empiecen a aparecer las consecuencias de haber elegido alcaldes que considera poco adecuados para dirigir los destinos de las principales ciudades españoles. Cree que ese tiempo no es suficiente para que aparezcan las miserias de iniciativas demagógicas y por tanto la única posibilidad de remontada descansa sobre sus hombros: tiene que inventar la fórmula adecuada para que los votantes de antaño vuelvan a confiar en él, en su proyecto, y voten nuevamente l PP.

Es la razón de que resista. Es la razón de que no se le haya visto la menor vacilación, el menor síntoma de que se inclina por tirar la toalla después de unos resultados que ni siquiera preveía en el peor de los escenarios.

Con esa seguridad en sí mismo y en su proyecto ha respondido a Pedro Sánchez en la primera sesión de control al gobierno tras las elecciones, aunque a continuación tuvo un gesto revelador. Al salir del hemiciclo se paró con los periodistas, lo que no siempre hace, y dio a entender que no descartaba cambios en el partido ni en el gobierno. Todo lo contrario de lo que dijo tras la reunión del comité ejecutivo del lunes. Lo que significa que es consciente de que algo hay que hacer tras los anuncios del martes de varios dirigentes regionales, que dejarán sus responsabilidades de partido tras haber perdido sus gobiernos.

Resiste, pero Rajoy, al fin, se ha dado cuenta de que tiene que mover ficha e iniciar una profunda remodelación en el partido. ¿Con caras jóvenes? Probablemente. Pero muy selectivas: muchos de los que se mencionan como jóvenes promesas, no están preparados, ni de lejos, para ocupar puestos decisivos en un partido de gobierno. Es uno de los problemas de Rajoy: encontrar el equilibrio entre experiencia y renovación.

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