EN mis andares mañaneros cuando tomo la medicina diaria de caminante con vereda de ida y vuelta, y paso en una de mis rutas improvisadas muy cerquita del chiringuito que fundara hace más de treinta años Pedrito García, se me revuelve el estómago cuando veo que las cosas siguen igual que aquél fatídico 16 de mayo de 2013 en que se llevó a cabo el desahucio de esa empresa familiar que daba sustento a cinco familias porteñas que se ganaban el pan de sus casas con la honradez de los humildes y el descaro de la necesidad.

La solidaridad del pueblo, del mundo del carnaval y de todo el arco político municipal no se hizo esperar en su momento, pero entre reuniones, declaraciones y 'manifas' han pasado dos años y la cosa sigue como estaba.

El grito de "La Calita no se cierra" se ha convertido en un clásico en nuestra ciudad desde aquella infausta primavera para Pedro y su familia. Nicholas Murray el pedagogo y filósofo estadounidense que fue reconocido con el Nobel de la Paz en 1931 vino a decir que "tan solo hay tres grupos de personas: los que hacen que las cosas pasen, los que miran las cosas que pasan y los que preguntan qué pasó".

Afortunadamente El Puerto goza de una salud reivindicativa tan sumamente arraigada en las entrañas de nuestras calles y barrios que somos la envidia de otras poblaciones de nuestro entorno. Aquí pocos preguntan qué pasó. Se implican por naturaleza propia. Igualmente ocurre con los medios de comunicación tanto escritos, como hablados o digitales, que siempre desinteresadamente y sin colores políticos que puedan salpicarles, acuden raudos y prestos a las llamadas solidarias como la causa que nos ocupa. La libertad de expresión y la independencia son valores que desgraciadamente cada vez se venden más caros, pero en El Puerto, hay que reconocerlo, tenemos mucha suerte.

Espero y confío que con la ayuda de todos -Junta de Andalucía, Autoridad Portuaria y Ayuntamiento-, cada uno con su parte alícuota de responsabilidad se resuelva sin más dilaciones el mamarracho que se hizo con estas familias y su medio de vida. El próximo martes 2 de junio quiero pensar que quedará todo encauzado de una vez por todas.