Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

EL juez ordenó ayer el bloqueo de todas las cuentas, fondos de inversión, depósitos y fondos de pensiones de los que sea titular el ex vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato. Un paso más en el formidable escándalo político desatado tras su detención y los registros realizados por la Policía de aduanas tras la denuncia presentada por la Agencia Tributaria por los presuntos delitos de fraude fiscal, blanqueo y alzamiento de bienes. El origen del caso se encuentra en la amnistía fiscal decretada por el Gobierno, a la que Rato se acogió para regularizar su situación con el Fisco, un proceso en el que la Agencia Tributaria ha encontrado indicios delictivos en la procedencia del dinero y su refugio en paraísos fiscales. El ex vicepresidente rechaza las irregularidades que le imputan y dice confiar en la Justicia, pero el escándalo tiene unas proporciones descomunales. Rodrigo Rato fue el máximo responsable de la política económica de España durante los gobiernos de Aznar, estuvo a punto de sucederle en la Presidencia del Gobierno y ostentó el cargo de director del Fondo Monetario Internacional, siendo así la principal autoridad internacional de origen español en mucho tiempo. Además, su horizonte penal ya está oscurecido por imputaciones previas derivadas de la salida a Bolsa de Bankia, donde fue colocado por Mariano Rajoy, y de las tarjetas irregularmente gestionadas de la misma entidad financiera, que tuvo que ser rescatada de la quiebra por cantidades millonarias. El particular camino a los infiernos de Rodrigo Rato se cimenta en el ejercicio de estas responsabilidades y se hace estrepitosamente tóxico teniendo en cuenta su dilatada trayectoria política y su imagen de arquitecto responsable de los años de bonanza económica en los que estuvo al frente de la Vicepresidencia del Gobierno de la nación. Aunque sus ex compañeros de partido se han apresurado a subrayar que dejó de ser militante por su implicación en el caso Bankia y su sustituto en Hacienda, Cristóbal Montoro, ha hecho notar que ha sido su Ministerio el impulsor de la actual investigación judicial, al mismo nivel que con cualquier otro presunto delincuente fiscal, es indudable que el escándalo mancha al Partido Popular en vísperas de procesos electorales decisivos. Nadie le ha dicho ni le va a decir que aguante, como se hizo con el ex tesorero Luis Bárcenas, pero Rato ha sido durante muchos años dirigente destacado del partido que ahora gobierna, coautor con Aznar y otros de sus triunfos de los años noventa del siglo pasado y uno de los intocables de la organización. Todo lo que ha sido lo fue gracias a su pertenencia y su labor en el PP. No estamos ante un asunto privado del ciudadano particular Rodrigo Rato.

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