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ANDALUCÍA ubica alguno de los puntos más importantes de entrada de contrabando de tabaco -Gibraltar o el puerto de Algeciras son los dos más destacados- que compite en el mercado negro con la venta autorizada por el Estado y que genera impuestos para el sostenimiento de los servicios públicos. Pero el problema del contrabando de tabaco no se reduce a la necesidad de implantar vigilancia y control sobre estos puntos aduaneros para intervenir la mercancía que las mafias intentan pasar para su venta en España y el resto de Europa. Los datos que publicamos en nuestra edición de ayer sobre la merma de ingresos que el tabaco de contrabando supone para el fisco andaluz ponen de manifiesto que éste es también un problema que afecta transversalmente a todas las políticas: ¿cuántas actuaciones han dejado de financiarse en los últimos cinco años, coincidentes con una profunda recesión, por no haber ingresado 765 millones de euros de tabaco ilegal? La cifra es inasumible. Como lo es este fraude que nos afecta a todos. Y esa merma incide sobre servicios básicos, que son los que financia la Junta de Andalucía, como sanidad, educación o servicios sociales, en virtud del actual sistema de financiación que otorga a las comunidades autónomas el 58% de la recaudación del impuesto especial del tabaco. No es un problema que afecte sólo a los estanqueros -primeros damnificados-, sino al conjunto de los ciudadanos. Es reseñable, igualmente, que el fraude es mayor en Andalucía que en otras autonomías, lo que es indicativo también de una tolerancia más arraigada de nuestra sociedad a consumir tabaco ilegal más barato y, en muchas ocasiones, aún más dañino, pues son frecuentes las imitaciones de marcas, singularmente de origen chino, que carecen de los controles y exigencias que tienen y cumplen las empresas tabaqueras. El contrabando de tabaco es una práctica que hay que atajar y es tarea de toda la población, y por supuesto de las administraciones. Incidir en la concienciación con más información y publicidad -es encomiable la campaña que desde hace semanas desarrolla una plataforma de afectados- para que el fumador comprenda que comprar tabaco de contrabando es dañar a todos. Singularmente, no hay que cejar en el control que se realiza en la Verja de Gibraltar para atajar el profuso contrabando que genera su baja fiscalidad, lo que demuestra que las medidas adoptadas no son un castigo contra la colonia, sino una protección del daño que genera ésta a sus vecinos andaluces; y mantener la vigilancia de las mercancías que llegan a los grandes puertos por los que las mafias introducen contenedores enteros de cajetillas contrabando.

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