ESTAMOS en época de cambio y transformación, que es lo que básicamente significa "crisis", aparte de "escasez, carestía" y "situación dificultosa o complicada". De todas partes nos llueven las noticias negativas, con tanta insistencia que esto se va pareciendo a una especie de terrorismo informativo, no sé si por amor a la verdad o todo lo contrario (o ambas cosas a la vez). Florecen en estos momentos las actitudes sectarias, esas que se caracterizan por el afán de manipular al prójimo en beneficio propio echando mano de dos eficaces herramientas: el miedo y la culpa. Esto en España es fácil: somos una nación miedosa, con arraigados, oscuros y justificados sentimientos de culpabilidad. Siendo la nuestra una sociedad poco culta y escasamente civilizada (con usos y leyes cimentados en el bien común que uno asume y se obliga a sí mismo a cumplir), hemos dejado de funcionar con responsabilidad y autoexigencia, y andamos a todas horas quejándonos y pidiendo cuentas a los demás. No solemos ser honestos, ni justos, ni íntegros, y no tenemos iniciativa o fuerza moral para exigir honestidad, integridad o justicia. Acaso porque no nos convenga, porque si las cosas funcionasen bien (o sencillamente mejor), se irían al traste muchos tingladillos particulares. Es lo que llamaba Jacinto Benavente "los intereses creados". Todo esto puede parecer horroroso, pero es la condición humana. ¿O es que ustedes se creen ángeles? Para cambiarlo cada uno debe empezar consigo mismo. (No conviene esperar salvador, milagro o mutación genética.) Y el trabajo y las decisiones morales son diarios, y nos obligan hasta la muerte. (No es propio de nuestra naturaleza detener la vida en un estado beatífico y pasivo de ser felices y comer perdices.) En fin, yo me atengo a la más alta sabiduría tradicional, formulada hace mucho en la legendaria Tabla Esmeraldina: lo de dentro es como lo de fuera, lo de arriba es como lo de abajo. Si desean informarse, pueden leer la historia ejemplar de Santa Bárbara, "La niña extranjera", en versión de Ana Rossetti, hoy mismo, 3 de diciembre, víspera de su festividad.