Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

efecto moleskine

Ana Sofía Pérez-Bustamente

Que no les falte de ná

Mientras Europa se desmorona nosotros aquí hemos llegado a nuestro sagrado puente de la Inmaculada Constitución, que en vista de la crisis hemos convertido en acueducto (es la fórmula latina: el mundo se hunde, saqueemos el supermercado). Escucho por la radio los lánguidos balidos del sorteo de la lotería nacional y me pregunto qué fue de los niños de San Ildefonso que cantaban los números como si estuvieran dotados de salud, alegría, memoria, entendimiento y voluntad (todo se percibe clara y distintamente en una voz de niño). Yo ando mientras estudiando la revista de juguetes de El Corte Inglés (me han llegado unos 500 ejemplares al buzón, de donde colijo que El Corte Inglés podría estar pidiéndome ayuda). No sé, no sé. Siempre me sorprende el kit Hundir la flota, que en caja grande y por 30 euros (mínimo) es como jugar a los barquitos con papel y lápiz. O cómo ha subido la vivienda del Gormiti (incluso en las áreas económicas emergentes de las tiendas Todo a Cien). Tengo hermanos que me instan a hacer regalos educativos: el mapa de España, los cuentos de Gloria Fuertes... El problema es que, si les hago caso, mis sobrinos, al abrir el paquete, me miran con frialdad. Quizá habría que rediseñar los juegos educativos: los Gormiti Titanium entran en el tuenti de Natacha la Cucaracha. O, para niños con padres comme-il-faut: los Gormiti Titanium recuperan la memoria histórica de Paca la Vaca. Mi cuñada se debate en el Gran Dilema: cómo explicar al dulce Chokito que, aunque es mayor y se porta mucho mejor que la vecina Nagore, los Reyes no estiman oportuno que tenga la Nintendo a los cuatro años. Es muy difícil ser padre/madre/persona parental. Si eres espiritual siempre puedes plantear una Navidad con valores, o sea, sin regalos, aunque quizá te cueste un trauma doméstico-estructural. Aquí en España son pocos los hogares -católicos o laicos, da lo mismo- realmente anticonsumistas y austeros. Es más: se ha extendido esa nefasta mentalidad del (ex)pobre: que mis niños tengan todo lo que yo no tuve. Lo mejor sería que los señores niños hicieran como en las bodas: abrir una cuenta corriente para que los Reyes vayan dejando la voluntad.

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