Esta mañana quedó visto para sentencia el juicio entre Sinergy, la sociedad de capital italiano radicada en Bristol que estuvo al frente del Cádiz durante temporada y media (desde mediados de 2012 hasta finales de 2013), y Antonio Muñoz, el que fuera presidente y máximo accionista de la entidad amarilla antes del aterrizaje de ese grupo transalpino liderado por Gabriele de Bono, que se hizo con la mayoría accionarial gracias a una compraventa de casi todo el paquete del empresario cordobés que acabó siendo polémica. La discordia entre ambas partes llegó a los tribunales después de que Muñoz consiguiera llevar a subasta esas acciones en diciembre de 2013 una vez que Sinergy no cumplió su compromiso de pago de una cantidad de 450.000 euros en la fecha determinada en el referido contrato.

El Juzgado de 1ª Instancia nº 1 de la capital gaditana, con Pablo Sánchez Martín como juez, acogió desde las diez de la mañana una vista en la que Antonio Muñoz respondió las preguntas de Enrique Rodríguez Zarza, abogado madrileño que representaba a Sinergy, y Jesús Ramírez, letrado cordobés del propio expresidente del club cadista. No hizo acto de presencia el esperado testigo Diego García, ex secretario del consejo de administración del Cádiz CF SAD, alegando hallarse indispuesto.

El abogado de Sinergy, tras exponer sus argumentos, pidió que se declare ilegal la subasta de diciembre de 2013, por la cual las acciones acabaron en manos de Locos por el Balón, con la intención de que la situación quede como antes de aquel día para, como ya adelantó el propio Rodríguez Zarza en este medio hace tres meses, buscar algún comprador para las mismas ya que la intención de los italianos no pasa por volver a llevar la gestión deportiva. Además, se solicita que Muñoz pague una indemnización por daños y perjuicios.

Por su parte, el abogado de Muñoz acabó su intervención pidiendo la desestimación de la ilegalidad de la subasta y reclamando a su vez que Sinergy abone a Muñoz 400.000 euros, la diferencia existente entre los 450.000 que no llegó a pagar y los 50.000 que recibió el empresario cordobés de Locos por el Balón en la subasta.