La peor cara de la crisis Crece la acción que presta Cáritas en la ciudad

La crisis obliga a Cáritas a atender casos de desahucio

  • Hasta hace unos meses, la organización de la Iglesia no se había encontrado con estos problemas · En el casco histórico se atienden actualmente hasta diez casos

La crisis económica ha abierto un nuevo frente de acción en los grupos de Cáritas. Al margen de las ayudas al pago de recibos u otras necesidades o de la entrega de alimentos a personas y familias de la ciudad, esta organización dependiente de la Iglesia se está encontrando en los últimos meses con casos que antes no se presentaban: las órdenes de desahucio. Personas o familias se presentan ahora a las puertas de Cáritas como último recurso para impedir que tengan que abandonar sus casas; una práctica que cada vez se está haciendo más habitual en la zona del casco histórico.

Representantes de Cáritas arciprestal (que coordina las acciones de los grupos de Cáritas de cada una de las nueve parroquias del centro de la ciudad) han informado del aumento percibido en estos casos a los que hasta hace bien poco no se enfrentaban en su trabajo diario de ayudar a las personas.

Así, sólo en la parroquia de La Palma se están atendiendo desde finales del pasado año hasta seis casos de desahucio. Y la representante de Cáritas en el arciprestazgo de Cádiz interior, Carmen Gámez (que a su vez es la directora de Cáritas de La Palma), enumera otros casos que se están dando en otras parroquias del centro. Así, se está actuando sobre un desahucio en la zona de San Agustín, otro en el Rosario, otro en San Lorenzo y uno último en San Antonio.

Cada caso que se presenta es distinto. El último que se está atendiendo es el de un hombre que vive solo y que tras pasar por la cárcel y por el mundo de la drogadicción está empezando a recuperarse y se ha encontrado con esta orden de desahucio. Su única forma de vida, sus únicos ingresos, sería trapichear. "Pero se ha negado. Y tenemos que si se tuviera que ir a la calle, caería de nuevo en el mundo de las drogas", comenta Carmen Gámez satisfecha porque de momento Cáritas ha conseguido parar la orden. Otro de los casos es el de una mujer que tiene hijos drogadictos y en prisión y que también se ve ahora obligada a abandonar su casa. Y un tercer ejemplo, real, es el de una pareja con dos hijos; "él está parado, ella también está parada, y en esa casa no entra ni un solo euro". "Hay muchas familias que no nos saben explicar, ni nosotros entender, cómo subsisten", afirman desde Cáritas.

La percepción que tienen los voluntarios de Cáritas en la corta experiencia que sobre estos casos están acumulando en los últimos meses es que muchas veces el problema viene derivado "por la ignorancia de la gente". "No saben cómo actuar en los casos en que surgen los problemas. No responden a las cartas, ni siquiera se presentan cuando tienen citaciones judiciales. Y ya vienen aquí cuando tienen la orden definitiva", explica otro representante de Cáritas, que reconoce que a ellos también les está costando hacerse con la información sobre cómo transcurre el proceso de desahucio y sobre qué fórmulas pueden existir para prestar una mejor atención a los que recurren a esta organización de la Iglesia como último recurso.

¿Y cómo ayudan estos voluntarios ante situaciones así? Realmente, no hay ningún procedimiento concreto ni ningún plan de acción al respecto. Simplemente, buscan todo tipo de recursos y soluciones que eviten que el abandono de las casas se lleve a efecto.

Sobre todo, lo que se intenta es establecer un contacto y un diálogo con los propietarios o con los administradores de esas casas para impedir por todos los medios que se ejecute el desahucio. "Los tenemos aburridos", reconocen desde Cáritas, añadiendo la responsable del arciprestazgo de Cádiz interior que en muchos casos "los dueños aguantan tela", porque cuando la persona afectada se presenta en Cáritas es "porque llevan al menos tres o cuatro meses sin pagar".

Así, consiguen unas veces que se le conceda una demora en el pago; y otras incluso una rebaja de la deuda; además de correr la propia Cáritas con el pago de parte de esa deuda para evitar el desahucio. Por poner varios ejemplos, en un caso que se ha dado en la calle Portería de Capuchinos la afectada pagó parte y Cáritas puso el resto; o en otro caso fue Cáritas la que pagó uno de los meses que se debían y los servicios sociales del Ayuntamiento los otros dos. "Pero claro, esas son cantidades que se pagan y que al final es Cáritas la que termina debiéndolas, porque tampoco disponemos de esos recursos económicos", explica Gámez.

Ante este nuevo panorama, desde Cáritas se pide una mayor concienciación a las personas afectadas por los desahucios, para que la situación nunca llegue al último extremo, y se procura una mejor información y formación sobre estos casos para hacer frente a una problemática entre los más necesitados que hasta ahora no se había presentado en las distintas sedes de este organismo católico. "Es para echarse a temblar", reconoce Carmen Gámez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios