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Gastronomía

Reabre en El Puerto el conocido bar El Cafetín

  • La familia Sordo Díaz, la propietaria del establecimiento desde 1941, vuelve a poner en marcha el bar situado cerca del mercado y famoso por sus desayunos. Ahora también servirá tapas.

A las ocho de la mañana de hoy tenían previsto abrir sus puertas. El perol con los churros estará dispuesto y los molletes de Espera, de los grandes, nada de milindreos, listos para tostarse y servir de base para las zurrapas de la carnicería de Ortega, otra referencia en El Puerto.

El Cafetín, uno de esos cafés típicos de las ciudades situados cerca del mercado, perfectos para vivir el bullicio del centro, reabre sus puertas en la calle Placilla, casi tres años después de haber cerrado. Lo hace completamente renovado, con cristaleras que dan luminosidad al espacio, una decoración cálida, con maderas claras, con cierto toque industrial, como está ahora de moda en los locales de hostelería. Mesas altas y bajas, una amplia barra y terraza para los que se quieran comer los churritos aliñados con saludos a los conocidos. 

La cocina y la churrería a la vista del público. Aquí no hay ni trampa ni cartón. Oscar y Miguel Angel Sordo Díaz, 50 y 46 años, logran su sueño, reabrir el bar de la familia. “Lo hacemos con mucha ilusión. Para homenajear a nuestros padres y también para disfrutar nosotros y hacer disfrutar a los clientes. Hemos querido que sea un café del siglo XXi, moderno y luminoso y también hemos incorporado más servicios. Tanto al mediodía como por la noche habrá tapitas clásicas, de las de siempre y raciones y, evidentemente,  seguiremos con nuestros clásicos desayunos y meriendas”. 

El Cafetín cerró en septiembre de 2013 cuando se jubiló Feliciana Díaz Menacho, la madre de los hermanos Sordo que se hizo cargo del local en 2005, cuando murió Maximino su marido y el hombre que forjó la historia del Cafetín y lo convirtió en un clásico de los desayunos en torno al mercado de abastos.

El establecimiento existía como bar al menos desde 1895 según cuenta el libro Tabernas y bares con solera de Enrique Pérez Fernández, un delicioso volumen que cuenta la historia de la hostelería portuense. Luego sería el Café Moderno hasta que en 1941 se hacía cargo del local uno de los hermanos Sordo, una dinastía llegada de La Montaña y que ha sido fundamental en la hostelería portuense. Los hermanos Sordo fundaron locales tan emblemáticos como el bar Vicente, El Resbaladero, el Santa María y el Cafetín. 

En principio era una especie de restaurante. Así lo heredó Maximino Sordo Alonso en 1967, cuando murió Angel Sordo, su padre. Diez años después en 1975 Maximino decidió dar un cambio radical al local familiar y se convirtió en uno de los pioneros, junto a los Basteiro de La Ponderosa, en servir churros realizados en el mismo establecimiento. Lo habitual era entonces que la gente se los trajera “puestos” de las churrerías.

Maximino logró hacer famosos sus desayunos con churros y los molletes que traían de Espera. La crisis económica y la jubilación de Feliciana hizo que la familia decidiera cerrar “porque había que rejuvenecer el local” señalan los hermanos Sordo Díaz. 

Así lo han hecho. Señalan que han sido muchas las dificultades “pero aquí estamos de nuevo y muy ilusionados”. Para hacer los churros han contratado al churrero Jesús Martín, mientras que Javier Rodríguez se ocupa de la cocina. Habrá tapeo al mediodía y por la noche con propuestas tradicionales: carrillá en salsa, carne al toro, ensaladilla, pulpo a la gallega y pescado frito. La oferta variará en función de lo que compren en la plaza situada a pocos metros. 

Los hermanos Sordo han decidido que, aunque trabajaron algún tiempo en el local de la familia, lo mejor es encargar la gestión del establecimiento a un profesional y este es José María Gutiérrez. A sus 29 años es todo un veterano ya que desde los 15 años está en la hostelería. Es “barista” de profesión, especialista en cafés y destaca que “tendremos varios tipos”. En el lado innovador del local está que servirán, además de los churros y distintos tipos de pan, también crepes para desayunar y merendar. El local tiene previsto abrir todos los días, incluidos los domingos.  

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