Semana Santa

25 años de la 'nueva' Cena

  • El Domingo de Ramos de hace un cuarto de siglo salió por última vez a la calle el antiguo misterio sobre el anterior paso, iniciándose ese año la transformación de la hermandad

Solo el blanco de las túnicas y la iglesia de Santo Domingo, prácticamente, permanece inalterable la salida procesional de la hermandad de La Cena. La corporación dominica ha experimentado en los últimos años una notable transformación, una importante evolución, cuyo origen se puede establecer hace ahora un cuarto de siglo.

Fue en el año 1991 cuando la entonces Santa Cena inició un proceso difícilmente comparable de cambios y mejoras, siendo ese Domingo de Ramos el último en que procesionaría el misterio tal y como se conocía hasta entonces -esto es, con los apóstoles realizados en Olot a los que Láinez Capote les adaptó los cuerpos en 1970, y con el paso de escasa calidad artística sobre el que hasta ese año procesionaron-.

Ese mismo año 1991 es cuando el paso estrenaba los faroles de las esquinas (que tampoco se conservan tal cual, porque hace unos años serían plateados por la cofradía para que resaltaran en el misterio). Y finalizada la estación penitencial de la cofradía, el imaginero Luis González Rey iniciaría el proceso de renovación del misterio.

En el año 1992 llegarían las figuras de Judas, San Andrés y San Mateo; en el 93 se estrenarían las imágenes de Santiago el Menor, San Felipe y San Judas Tadeo; en el 94 el resto de los apóstoles; y en el 95 el Señor del Milagro.

De manera paralela, fue también en 1991 cuando la entonces junta de gobierno decidía sustituir el paso procesional por uno de mejores condiciones, realizado en madera de cedro por el tallista gaditano Juan Carlos Marchante. No obstante, no podría ser hasta el Domingo de Ramos de 1993 cuando se estrenaran las andas, en fase de carpintería, realizándose la talla en diferentes fases a lo largo de los años siguientes, finalizando estos trabajos en el año 2010.

Del largo proceso de ejecución del paso de misterio, se cumplirá este año una década desde que la hermandad decidiera sustituir los primitivos respiraderos de madera tallada por unos nuevos que serán bordados en un futuro (actualmente ya cuenta con el frontal bordado, obra de Alberto Florido); y el mismo aniversario, 10 años, se cumple también desde que el sevillano Miguel Santana iniciara el proceso de dorado del canasto de este paso que procesiona el Domingo de Ramos.

La transformación de la cofradía de la que se cumple ahora un cuarto de siglo abarcaría luego la modificación del título de la hermandad, de las advocaciones de los titulares y de otra larga serie de aspectos que han conferido a La Cena la personalidad que hoy ostenta en la Semana Santa y durante el calendario de cultos anual.

Entre esos aspectos, se cumple por ejemplo una década de la aprobación por parte de los hermanos de la incorporación a la cofradía de la Dolorosa que realizara el sevillano Miguel Ángel Valverde, llenando al fin un vacío mariano que la hermandad había tenido prácticamente desde sus orígenes, a excepción de la salida procesional en 1977 de una Dolorosa de propiedad particular realizada por Láinez Capote y de la imagen que en 1998 realizara González Rey pero que nunca llegó a ser bendecida.

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