Gente Inteligente

Vuelve con ganas de comerte lo que queda de año

Alegría por la vuelta al cole.

Alegría por la vuelta al cole. / M. G.

Las vacaciones, sobre todo si han sido buenas, son como el reseteo en caliente de un ordenador. Hay que reiniciarse. Cuesta volver a centrar la atención y las ganas en las rutinas y obligaciones de la vida fuera del periodo vacacional. Y no ayuda tampoco que se acorten los días, aumenten los ‘tengo que’ y disminuya el número de planes con familia y amistades. Por eso, para volver de forma saludable, te recomiendo que te lo trabajes con mucha inteligencia emocional.

Y no es sólo para no caer en el discutido síndrome posvacacional, o para no arrastrarte cual alma en pena intoxicando tu entorno con quejas y justificaciones. No. Las sugerencias que te traigo hoy son, sobre todo, para llegar a las campanadas, mirar atrás, y decir: ‘qué bien he aprovechado este año’. ¿Qué te parece?

Como verás enseguida, cada una de las claves o tareas que te voy a contar se dirigen a una de tus dimensiones fundamentales como persona. Está por supuesto la más racional, esa que te asegura hacer lo que tienes que hacer, para hacerlo sin estrés añadido y con ganas. Después está la emocional, tu parte más genuina y el motor de todo lo demás, una dimensión que a menudo desatendemos con muy malas consecuencias. Y además está tu dimensión espiritual, la que te conecta con el mundo y las demás personas, y la que provee de energía sanadora si sabes alimentarla. Así que, identificado qué alimentar, aquí te cuento los alimentos.

Para tu dimensión racional, dos tareas. La primera es que revises lo que te queda pendiente todavía este año, esas cosas importantes, pero no urgentes, que a lo mejor andas procrastinando ya ocho meses. Pueden ser temas laborales, cosas de casa, alguna revisión médica, una visita, una llamada... Vas extraer al menos una o dos metas de este tipo para cada mes. Le acabas de poner fecha a tus ‘tengo que’.

La segunda tarea es que cojas una agenda, un calendario o un folio, lo que prefieras, y no dejes de poner por escrito estos primeros compromisos. Pero no los metas en un cajón. Ponlos en un lugar donde los puedas ver con regularidad.

Para tu dimensión emocional, aquí van otras dos tareas. La primera es pensar ahora en esas cosas que te encanta hacer y con las que siempre te sientes bien. Senderos de fin de semana, cenitas en casa con la pandilla, aprender algo nuevo, hacer macramé o mindfulness, yo qué sé… Es el momento de darle gustito a tu ser porque, de nuevo, vas a extraer al menos una o dos metas para cada mes que resta del año, y convertirlas así en compromisos contigo.

La segunda tarea de esta dimensión es coger la agenda o el calendario de antes y añadir estas metas también por escrito. Seguro que ahora te apetece más tener a la vista estos recordatorios.

Y para tu dimensión espiritual te voy a sugerir dos hábitos que no me cansaré de recomendarte: entrena tu agradecimiento y tu generosidad. Para ser una persona agradecida, acuérdate cada noche de cuántas cosas de ese día merecen un sincero gracias, por ejemplo. Todas las noches. Y empieza por recordar lo mejor de las vacaciones.

Para mover tu generosidad, y la energía que obtienes de ella, puedes proponerte cada semana hacer algo por las demás personas. Échale imaginación. Y si no se te ocurre nada, hay muchas organizaciones sociales que necesitan gente con ganas de ayudar. Te aseguro que lo vas a notar.

Ya sólo te queda visualizar a principios de cada mes lo que te hayas propuesto y pensar en cómo lograr tus metas. La motivación que emana de cumplir contigo hará el resto.

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