ola de calor

El calor vacía las calles de Sevilla

  • El mercurio no dará un respiro hasta el próximo miércoles, cuando se prevé que el termómetro baje de los 40 grados

  • Écija fue la séptima temperatura más alta de España el viernes con 42,2

  • Alcalde, el calor

Una mujer y una niña caminan por una solitaria zona de la ciudad a 48 grados este sábado.

Una mujer y una niña caminan por una solitaria zona de la ciudad a 48 grados este sábado. / Juan Carlos Muñoz

Es julio en Sevilla. Sólo eso es ya sinónimo de una menor afluencia de gente por las calles. Pero si a además se le suma que la provincia en su conjunto está atravesando los peores días de la segunda ola de calor en menos de una semana, las estampas son desoladoras. Con media España huyendo de la canícula en las playas y los pueblos, la estampa de una ciudades como Sevilla es la de la desolación. Calles casi vacías, parques sin niños, autobuses casi sin viajeros y taxistas sin negocio. Sólo los grupos de turistas alegran la vista ante el vacío de zonas tan emblemáticas y concurridas durante gran parte de año como la céntrica Avenida de la Constitución.

Y es que, las previsiones se están cumpliendo, con temperaturas tórridas que han subido estos días por encima de los 43 grados en varios puntos y que el viernes dejaron algunos de los valores más altos registrados en toda España como el que se recogió en la estación sevillana de Écija, con 42,2 grados a las 17:50 horas. También en Morón de la Frontera y Carrión de los Céspedes, con 42 grados a las 17:10 horas y 41,9 grados a las 18:20 horas, respectivamente, según el observatorio de la red principal de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

No obstante, y pese a lo que marcan las estaciones, termómetros situados en las calles de Sevilla han llegado a sobrepasar estos días los 45 grados. En la ola de la semana pasada, se registraron más de 50.

Una mujer se trata de refrescar con una botilla de agua fía sobre la cabeza. Una mujer se trata de refrescar con una botilla de agua fía sobre la cabeza.

Una mujer se trata de refrescar con una botilla de agua fía sobre la cabeza. / Juan Carlos Muñoz

Una mujer se abanica a pleno sol en la Avenida de la Constitución. Una mujer se abanica a pleno sol en la Avenida de la Constitución.

Una mujer se abanica a pleno sol en la Avenida de la Constitución. / Juan Carlos Muñoz

En cualquier caso, con récord o sin él, el calor fue muy intenso el viernes y también este sábado cuando las temperaturas se mantuvieron altas todo el día, por encima de 30 grados durante casi las 24 horas, dificultando la conciliación del sueño. De igual forma, desde el pasado jueves, los termómetros no han bajado de noche de los 20 grados. Y así seguirá, e incluso subiendo, ya que para el lunes se espera de madrugada una mínima de 28 grados, convirtiéndose así en la noche más calurosa del que es ya el tercer episodio de alerta por altas temperaturas desde que empezó el verano.

Aún así, la ola de calor no ha impedido este sábado que varios grupos turistas que han decidido visitar la capital hispalense hayan desafiado las temperaturas extremas visitando los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Así lo explican algunos visitantes extranjeros al ser preguntados por su estancia en Sevilla estos días. "Es insoportable", chapurretea un grupo de cuatro personas, matrimonio y dos hijos, que caminaba ayer a última hora de la mañana por la Avenida de la Constitución casi en fila india para no salirse de la poca sombra que cobija esta zona de la ciudad. "Merece la pena visitar Sevilla", añadían.

Dos jóvenes turistas, en los bancos a la sombra de la Puerta de Jerez. Dos jóvenes turistas, en los bancos a la sombra de la Puerta de Jerez.

Dos jóvenes turistas, en los bancos a la sombra de la Puerta de Jerez. / Juan Carlos Muñoz

Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología apuntan que no será hasta el próximo miércoles cuando los termómetros den un respiro, con máximas que caerán a los 36 grados, aunque sin grandes cambios en las mínimas, que se mantendrán por encima de los 20.

Por su parte, la Aemet establece para estos días un índice máximo UV de 10, lo que indica una intensidad del sol extrema, que obliga a las personas a extremar el cuidado en las exposiciones al sol. Para evitar eritemas solares y cualquier problema con la radiación UV, se recomienda minimizar la exposición entre las 12:00 y las 14:00 horas, así como tener especial cuidado con niños.

Por un golpe de calor se puede morir

Mientras sube el termómetro, también aumenta el riesgo de padecer los efectos que las altas temperaturas pueden causar en la salud de las personas. Incluso la muerte. El Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, estima que hasta el pasado miércoles se habían registrado 85 fallecimientos en Sevilla atribuibles a las altas temperaturas sólo en lo que va de julio. Es la consecuencia más grave de sufrir un golpe de calor. ¿A qué se debe y cómo evitarlo?

La causa es que el calor rompe el termostato interno del cuerpo humano. El organismo tiene un mecanismo de defensa que autorregula la temperatura. Según haga frío o calor, venas y arterias se constriñen o dilatan para adaptarse. Cuando golpea la canícula, ese sistema aumenta el sudor para que enfríe el cuerpo. Con el golpe de calor, el organismo se descompensa y se rompe el termostato. "Aumenta la temperatura a nivel interno porque se produce un fallo del sistema que la regula y lo primero que se afecta es el cerebro", explica el miembro de la junta directiva de la Asociación Andaluza de Medicina del Trabajo, José Antonio Cardenete.

El daño cerebral puede ocasionar desde mareos y pérdida de conciencia hasta la muerte. En el caso de la fiebre, hay una subida interna de temperatura. En el caso del golpe de calor, lo que sube son las temperaturas externas que, al castigar durante un cierto tiempo a una persona, acaban rompiendo su mecanismo interno de autorregulación. "Es como un vaso que se va llenando. Llega un momento en que rebosa. Ocurre algo parecido porque el cuerpo no tiene más capacidad de adaptación", ejemplifica.

Frente al golpe de calor, los más vulnerables son los niños pequeños (sobre todo los lactantes), los enfermos con patologías crónicas y los ancianos. Entre los primeros, porque el sistema de autorregulación de la temperatura aún es inmaduro. Entre las personas de avanzada edad, porque el termostato ya está gastado de tanto uso.

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