ARTE

Exposición organizada por 'The Sevillaner': Todas las Sevillas que caben en una portada

El pasillo principal de Lab Sevilla con la portadas del proyecto ‘The Sevillaner’ engalanando las paredes.

El pasillo principal de Lab Sevilla con la portadas del proyecto ‘The Sevillaner’ engalanando las paredes. / José Luis Montero

¿Cuántas Sevillas se esconden en una sola ciudad? La del azahar y los naranjos, la que se mete en bullas durante Semana Santa, la que se engalana con peinetas en Feria, la que baila música electrónica en la Alameda, la que asiste puntual a la Eucaristía dominical, la que ve a turistas arrastrando sus maletas bajo un sol abrasador y la que trata de sacar adelante un ultramarinos de barrio como si fuera una –la última– señal de resistencia. El proyecto The Sevillaner da forma a esta mezcolanza a través de diferentes portadas ficticias que han desarrollado medio centenar de artistas locales. Con un mensaje directo y contundente, pero también delicado y puro. Y lo pone a disposición de todos los sevillanos en forma de exposición. Una muestra compuesta por 50 ilustradores que se puede visitar en Lab Sevilla (Calle Peral, 57) hasta el 16 de mayo.

Esta iniciativa nació hace un año como un homenaje a la revista social y política The New Yorker. La histórica publicación que retrata la vida de los estadounidenses se sirve de la ilustración y el dibujo para sus portadas desde hace un siglo. Y no son pocas las ciudades que se han sumado a crear cabeceras ficticias de sus propias urbes sirviéndose de la técnica, la creatividad e inspiración de artistas locales. De Tokyo a Madrid o de Barcelona a París. La capital hispalense no podía quedarse atrás.

Al frente están Antonio Copete, Fátima González, Manuel Perujo y Paloma Márquez. Un equipo que ha sumado esfuerzos para crear una comunidad de artistas en la ciudad y para poner en valor la libertad creativa de los autores. Tras celebrar dos presentaciones físicas en Sevilla Design Walk 2023 y en Recoveco Market del proyecto, se lanzaron a abrir un página web que ha despertado la curiosidad de los sevillanos y ha alargado la lista de dibujantes que desean formar parte de la iniciativa.

El pasado 26 de abril inauguraron la exposición en Lab Sevilla. Las 50 portadas que conforman The Sevillaner –hasta la fecha– lucen en el pasillo principal. Enclaves clásicos de la ciudad como la Plaza del Salvador, el río Guadalquivir, la Alameda de Hércules, el puesto de Churros de la Macarena o el Museo de Bellas Artes se entrelazan con estampas como una mujer vestida de mantilla comiendo un bocadillo o una multitud ocupando la barra de El Rinconcillo.

El dibujante Bernar USK delante de su obra. El dibujante Bernar USK delante de su obra.

El dibujante Bernar USK delante de su obra. / José Luis Montero

Al final de esta maravillosa colección se ha reservado un pequeño espacio para enseñar el proceso creativo de algunos de los artistas participantes. "La parte de los bocetos sirve para enseñar lo que hay detrás", explica a este periódico Fátima González. Desde dos dibujos a tinta china de la Flamenca y el Sevillanito con los que Copete arrancó el proyecto hasta un boceto a lápiz del Curro melancólico mirando a la Torre Pelli de la artista Aurora Villaviejas. Además, algunas obras están acompañadas por un código QR que muestra la creación de las obras en vídeo.

Un proceso artístico totalmente libre. Tanto en técnicas como en temas. "Había muchas ideas y temas que me parecían interesantes pero ya habían salido, por ejemplo, quería hacer un Curro pero ya había dos", comenta entre risas Grillante, ilustradora que presume de una portada que expone la esencia de un barrio. En el centro, tres vecinas de toda la vida charlan animadamente sentadas en un banco. Las rodean naranjos y un aroma a azahar que traspasa el papel. "Las mujeres mayores hacen más vida de barrio y soy muy fan", recalca.

La artista Grillante contempla su portada, la número 35. La artista Grillante contempla su portada, la número 35.

La artista Grillante contempla su portada, la número 35. / José Luis Montero

Las tonalidades naranjas también tiñen la portada de la barcelonesa Anna Payán, quién no duda en señalar los contrastes entre la capital hispalense y la Ciudad Condal. Uno de los elementos diferenciales que llamó –especialmente– la atención de la dibujante desde que pisó por primera vez Sevilla hace tres años fueron las palomas y su color blanco inmaculado. "Allí son negras o grises, parece que aquí las limpiáis", comenta entre risas.

Tirando al naranja oscuro y a un enclave que recuerda al Callejón del Agua, Helena Pérez expresa sus propias vivencias a través del arte. "Quería mostrar algún rincón relacionado con mi infancia pero cambié la idea” y se decantó por plasmar su "relación con la ciudad". Ese frágil vínculo del que quiere conocer mundo más allá de las tradiciones y costumbres hispalenses pero, una vez lejos, siente que Sevilla la encuentra. Pérez vivió en Madrid y en Londres por un deseo de "escapar", pero en la urbe del Támesis y de los autobuses de dos plantas sintió esa necesidad de reencontrarse con la Sevilla de la que estaba huyendo.

"Mi portada es un ejercicio de fantasía", apunta el dibujante Bernar USK. Se atreve a convertir el edificio La Adriática en una suerte de casa del Pumarejo donde todos los sevillanos son bienvenidos. El ilustrador explica que paseando por el Arenal y por el barrio de Santa Cruz, se dio cuenta de que apenas había ultramarinos y farmacias. Su ciudad estaba cambiando para recibir al turismo de masas. "Sevilla no es la misma y uno de los sitios donde me siento más integrado es en el Pumarejo", con esta premisa, engalanó uno de los inmuebles más emblemáticos de la ciudad –que además está justo "delante del alcalde"– con todo tipo de banderas: la LGTBI, la del Sevilla, la del colectivo gitano, la de Triana o la de Andalucía. Una denuncia contra la falta de identidad y la turistización.

Parte de la exposición en la que se muestran bocetos y el proceso creativo. Parte de la exposición en la que se muestran bocetos y el proceso creativo.

Parte de la exposición en la que se muestran bocetos y el proceso creativo. / José Luis Montero

Los cuatro explican que The Sevillaner sirve para mostrar "diferentes Sevillas", porque hasta las portadas que tienen la misma temática "ofrecen puntos de vista distintos". Pero no sólo eso, la iniciativa ofrece una oportunidad para que ellos, como profesionales, se visibilicen a nivel nacional e internacional. Además se ha convertido en un punto de encuentro para los artistas locales. "El nuestro es un trabajo muy solitario y conocer a otros compañeros nos permite compartir inquietudes o hablar de los problemas laborales", matiza Grillante. Lo que empezó como una idea que roza la ilusión ha dado pie a una familia numerosa que busca el centenar de portadas.

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