Cuando amaneció este pasado sábado en el distrito de Campanillas, el colegio Francisco de Quevedo, en la avenida José Calderón, tenía sus muros caídos por la fuerza del agua, estaba anegado y convertido en un verdadero lodazal. En la misma situación se encontraba el instituto Torre del Prado, en la calle Cristobalina Fernández, los dos centros educativos públicos más dañados en las inundaciones. Después de seis intensos días de trabajo, el instituto se encuentra listo para abrir mañana viernes sus puertas. 

La vuelta a las clases en el colegio se retrasa al próximo lunes, lo que supone una semana completa sin actividad lectiva para los alumnos de este centro, que horas después de la riada ya tenía a la maquinaria retirando piezas del hormigón derribado y del que se pudieron ver pupitres arrastrados por la corriente a varias calles de distancia. 

La Delegación de Educación ha asegurado este jueves que los técnicos han visitado las instalaciones de ambos centros y han dado el visto bueno a la apertura. Además, han indicado que la junta de distrito del Ayuntamiento de Málaga va a instalar una valla temporal mientras que se arregla el muro perimetral. 

También se estaba pendiente ayer de la comprobación de la total seguridad de las instalaciones, en especial de la eléctrica.

Para que el instituto haya podido retomar la normalidad ha contado con el trabajo y la implicación de la comunidad educativa, que ha ayudado en la limpieza. La planta baja se encontraba con varios centímetros de barro, en la biblioteca las baldas más bajas estaban afectadas y los libros mojados. Había azulejos y puertas hinchadas y el muro del aparcamiento estaba totalmente derrumbado.