Quien resiste, vence. Es la premisa de la Fan Pin, la carrera extrema basada en el adiestramiento más exigente de los infantes de marina del Tercio de la Armada que por segundo año consecutivo -y por una causa solidaria- se abrió ayer a los civiles con un extraordinario éxito de participación y un ambiente de lo más entusiasta y hasta festivo.

Hasta 575 personas de toda clase, condición y edad se atrevieron con el enorme desafío del fango, que aquí es el gran enemigo a batir. Muchos consiguieron atravesar la meta. Otros no lograron completar el recorrido de ocho kilómetros que discurre entre La Clica, las instalaciones militares del TEAR, la llamada isla del Pino y el caño 18. Eso sí, todos los fanpineros pudieron comprobar en sus propias carnes lo que significa ser un infante de marina, sufrieron de lo lindo con los rigores de la carrera -especialmente en el tramo final, dos kilómetros de puro fango capaces de agotar la resistencia de los más preparados- y compartieron los valores que este veterano cuerpo de la Armada lleva por bandera: sacrificio, esfuerzo, tenacidad, compañerismo... Y una meta a la que llegar aunque sea cubierto de fango de la cabeza a los pies. Por eso, hacer la Fan Pin es mucho más que participar en una prueba deportiva extrema. Es un verdadero reto, el de ser infantes por unas horas. Y el que consigue completarlo no solo puede sentirse orgulloso de la hazaña: se gana también el respeto de la Infantería de Marina.

La Fan Pin -nombre que le viene de las palabras 'fango' y 'pino' que vienen a resumir este peculiar circuito- hace más de 30 años que forma parte del adiestramiento de los infantes de marina del TEAR y está diseñada con un objetivo básico: no se trata de mejorar la capacidad física sino de aumentar la resistencia a la fatiga, de aprender a seguir adelante cuando uno está al límite de sus fuerzas y cree que no puede más. Y eso dice mucho de la prueba a la que ayer se enfrentó más de medio millar de fanpineros. Algunos había -eso sí- que ya sabían lo que se iban a enfrentar porque contaban con la experiencia del año pasado, que fue el primero en contar con una edición abierta a los civiles. Y los que ayer se estrenaron en esta prueba, por mucho que antes hubieran escuchado hablar de los rigores de la Fan Pin, pudieron constatar durante sus tres horas lo duro que resulta el desafío.

Hasta 400 civiles se atrevieron esta vez. A ellos se sumaron 40 miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y 135 militares, pertenecientes a diferentes cuerpos y unidades de las Fuerzas Armadas. Concurrieron también a esta Fan Pin hasta 21 equipos, siete formados por personal civil y cinco por militares. Dos de ellos, además, eran exclusivamente femeninos.

Lógicamente, la mayoría de los participantes -hasta 377- procedía de Cádiz, si bien esta carrera extrema, cuya popularidad va en alza, arrastró también a valientes que llegaron desde puntos muy dispares del mapa: Sevilla, Málaga, Granada, Huelva, Madrid, Zaragoza, Ávila, Barcelona, Canarias, Melilla... ¡Y hasta de Gibraltar!

Entre los fanpineros pudieron verse algunos rostros conocidos, como el del primer teniente de alcaldesa, Fran Romero, con varios miembros de su equipo o el del diputado isleño de C's, Javier Cano. Ambos, además, repetían la experiencia del fango tras participar el año pasado.

La alcaldesa, Patricia Cavada, acompañada del general de TEAR, Antonio Planells Palau, fue la encargada de dar el pistoletazo de salida de la carrera, que se inició a las diez de la mañana. La Fan Pin 'civil' tuvo, además, un carácter solidario ya que los fondos recaudados con las inscripciones se destinarán a la asociación Nuestra Señora del Carmen y otras entidades isleñas.