Francisco delgado. politólogo, presidente de la asociación acreditra

"Aún estamos lejos de conseguir la transparencia efectiva en España"

  • "Algunas instituciones cumplen con los requisitos formales y presumen. Llegas y está toda la información. Pero rascas un poco y esa información es obsoleta, insuficiente..."

Francisco Delgado, durante su estancia en Cádiz.

Francisco Delgado, durante su estancia en Cádiz. / Jesús Marín

La Asociación Española de Acreditación de la Transparencia (Acreditra) ha presentado en Cádiz el número 5 de su revista semestral. Francisco Delgado, presidente de Acreditra, explicó que en los últimos años ha habido un avance importante a nivel de transparencia en todos los ámbitos pero que falta mucho camino por recorrer.

-La promulgación de leyes, los diferentes portales y el esfuerzo que han hecho las administraciones demuestran que se van dando pasos. A pesar de ese esfuerzo, dista bastante el nivel general en España de conseguir una transparencia efectiva, ni siquiera formal. Alcobendas es por ejemplo un Ayuntamiento pionero. Aquí, en la provincia de Cádiz, destaca el Ayuntamiento de Jerez. No obstante, yo soy precavido con los resultados de los rankings. Miden unas cosas muy determinadas y en transparencia hay que ir un poco más allá de las meras mediciones.

-Va lento el proceso...

-Es que hay una falta de cultura de la transparencia en la Administración. Por ejemplo, yo hice una pregunta sobre el derecho a una información concreta, que era un párrafo literal de un artículo de la ley, y hubo algún ayuntamiento que me respondió incluso que no tenía obligación de dármela. Es decir, que había un desconocimiento absoluto. Y hablo del tema de contratación, por ejemplo.

-¿En qué momento estamos ahora en España entonces?

-Que estamos lejos de conseguir una transparencia real y efectiva en las administraciones públicas es un hecho. Que se ha mejorado respecto a lo que había, también. Lo que pasa es que a mí, por ejemplo, me gusta entender la transparencia no como un fin sino como un proceso. Entonces, vamos poco a poco, dando pequeños pasos, paulatinos, en pro de que la información esté a disposición de los ciudadanos. La transparencia es un reto que tienen las administraciones pero poco a poco, con voluntad y a pesar de los escasos recursos que tienen, se va haciendo. Reconociendo eso, vuelvo a lo primero: es muy dispar y estamos lejos de conseguir la transparencia efectiva en España. Queda mucho por hacer pero los pasos que se han dado son indudables. Hace tres años, entrabas en un Ayuntamiento a consultar una información mínima sobre una composición del pleno y ni siquiera tenían esa información básica sobre los concejales electos.

-¿Cuál es el principal escollo que frena la transparencia?

-Es fundamental que los ciudadanos sepan que pueden preguntar, sepan que tienen derecho a eso; también es fundamental que los técnicos conozcan la información que tienen que dar, que sepan cuáles son sus obligaciones; y hace falta voluntad política para llevar todo esto a cabo. Lo que hay que hacer para eso es poner los recursos para hacer pedagogía de la transparencia a nivel ciudadano y sobre todo formación e implantación de la cultura de la transparencia tanto a nivel político como a nivel técnico en las administraciones.

-Ha escrito usted que se presume de transparencia y que, al tiempo, resulta que no la hay.

-La transparencia vende. El hecho de que tu ayuntamiento salga el número uno en transparencia es muy vendible a nivel municipal, político... Pero no hay que entender la transparencia como un fin, como sacar un uno; eso no es ser transparente. Es algo mucho más profundo. Lo que hacen muchas veces las instituciones es cumplir con los requisitos formales. ¿Eso es transparencia? No. Eso es cumplir con los requisitos formales. A veces se presume de transparencia. Llegas y está toda la información pero en el momento en que rascas un poco te das cuenta de que falta información, que es obsoleta, insuficiente, que no está en formatos utilizables, que no se facilita el acceso a los ciudadanos a ciertas partes... Al final, sí: un portal muy bonito, pero...

-¿A qué país debemos mirar?

-No podemos exigirnos hoy lo que pasa en otros países. La ley de transparencia es muy reciente en España. Si pensamos en Suecia, llevan doscientos años con el derecho a la información pública. Allí hay una cultura ciudadana y de la propia administración. Aquí no podemos hacerlo en poco tiempo. Poco a poco vamos trazando nuestro camino. Más que nada, lo que tenemos que hacer es coger y conseguir que el ciudadano sepa que tiene derecho a preguntar, que somos auditores cívicos que podemos coger y escrutar la actividad de la gestión administrativa. Para que seamos conscientes de eso hace falta un proceso. Para que la Administración cambie culturalmente su forma de trabajo hace falta otro proceso. Estamos ahora ahí. Se están haciendo cosas pero estamos lejos.

-No ha calado aún la idea.

-Cuando se abrió el portal de transparencia, el número de preguntas que se hicieron en España fue mínima en comparación con otros países. En Chile, por ejemplo, el número era inmensamente mayor que en los mismos meses en España. ¿Por qué? Aquí surge primero la salsa rosa de la transparencia: a ver cuánto gana un secretario de Estado, cuánto gana el alcalde... Pero tampoco es eso. La idea es que el ciudadano tenga acceso a esa información para que le sea de utilidad. Hay muchas cosas útiles por hacer. La transparencia crea una dinámica de colaboración interadministrativa gracias precisamente a esa fluidez de información. Por ejemplo, hay ayuntamientos con singularidades que eran incapaces de explotarlas por sí mismos y que gracias a poner una información en común han creado un ente de consorcio para promoción turística. Eso ha potenciado el turismo y ha generado la creación de empresas en esos municipios, con lo que estamos hablando de desarrollo económico y social de las propias entidades. Y no hay que olvidar otra utilidad de la transparencia: es un elemento fundamental de la lucha contra la corrupción. La luz limita las posibilidades de que aparezca la corrupción. Acaba de salir el Índice de Percepción de la Corrupción y en España hemos bajado al puesto 42, que el más bajo de la serie histórica. En la medida en la que exista transparencia hay menos posibilidades de corrupción. Dar luz a la gestión de la administración pública cuesta dinero. La luz es cara pero la corrupción lo es más.

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