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Provincia de Cádiz

No tanta galantería

  • Juan Galán, el patriarca del negocio de clubes de alterne desmantelado, empezó como tratante de coches y ganado en los 70 · Su cadena de 'hoteles de chicas' planeaba su expansión a Madrid y Portugal

Parlanchín, un punto chistoso, otro punto fanfarrón: un vendedor nato. Amigo de sus amigos, dirán sus amigos; enemigo de sus enemigos, dirán sus enemigos. Juan Galán tiene todo el tipo de un tratante a la vieja usanza. Y es lo que era antes de que fuera levantado en hombros en la Monumental de México allá por el año 81 su hijo de diez años, el niño prodigio que daba naturales a una carretilla con cuernos en el colegio Guadalete.

Hasta entonces, la vida de Juan Galán había sido un batiburrillo de negocios cerrados en la noche de Jerez, cerrados entre 'hombres'. Los 'bares de niñas' están llenos de hombres que cierran 'negocios de hombres'. Y las cosas no iban mal. Mandó a sus hijos a los mejores colegios mientras trataba con todo lo tratable, cuentan quienes le conocían, aunque su negocio, físicamente, era una tienda de compra venta de coches en la calle Merced, en el barrio de Santiago. Allí, hizo conocidos de todo pelaje y, posiblemente allí, nació la idea, cuando Juan Pedro hizo dinero, mucho dinero -"mi hijo cobra como el mejor torero", se jactaba el padre en el año 83-, de un negocio de la noche. Se llamó La Bodega, situado en la plaza Aladro, camino de la plaza de toros de Jerez. Hay quien dice que en ese establecimiento que quiso ser tablao y luego fue discoteca germinó el negocio. Un crimen de mala suerte -un hombre mató a otro con un paraguas en la entrada del local- sentenció el lugar y el empresario buscó otras aventuras.

Juan Galán enviudó pronto y, al poco tiempo, se encontró con su segundo amor, Isabel Aguilar, conocida artísticamente como Maricruz, una de las pocas toreras de aquellos años. Se hizo apoderado de ella y de su hijo. Y siguió probando en el mundo de la hostelería. Los 90 fueron años de pujanza para él. Había montado la Finca El Toro para todo tipo de celebraciones y con su propia placita de toros para capeas y esparcimientos. Paralelamente, se hace con un hotel en Conil, Garum, donde pasa largas temporadas. Allí empieza a hacerse un nombre en el mundo de los locales de alterne. Luego vendría La Hacienda, en El Puerto y, después, todo lo demás. Siete establecimientos y pensamiento de extenderse a Portugal y Madrid, en cuyo cinturón se mueve el gran negocio del alterne patrio.

A finales de los 90 ya se han puesto las bases de lo que hoy es la muy rentable cadena Galantería Hoteles. De Galán, galantería. El juego de palabras perfecto. La familia y el entorno participan en el negocio. Así, en el año 2003 figura como administrador único de hotel Garum el hermano de Isabel Aguilar, mientras que en ese mismo año en el registro aparece como administrador único de Galanterías Fabián, el que entonces era novio de Rocío Galán, a la que ahora se relaciona con Ortega Cano, y amigo íntimo de Juan Pedro Galán. Ambas tienen como objeto social, entre otros, la explotación de discotecas y whiskerías. Hasta diez sociedades figuran en el entorno de los Galán. Muy pocas incidencias se contabilizan en el registro, lo normal en una empresa media.

Juan Pedro es muy distinto a su padre. No es tan locuaz, está muy preocupado por las obras sociales y consternado por la pobreza que ha visto en sus giras sudamericanas y quiere más refinamiento en los negocios nocturnos, lo que se traduce en el lema de la cadena: "Un lugar diferente para relajar cuerpo y mente". Si uno entra en la elegante web de la cadena de clubs de alterne se puede llamar a engaño. Hay que ir a los reclamos y servicios que se ofrecen: showgirls, despedidas de soltero, celebración de divorcios... Ahí se puede intuir el verdadero foco del negocio, algo que Juan Pedro Galán no ha ocultado nunca. Cuando sus hermanas Eva y Rocío fueron detenidas por un asunto de menores, por el que no fueron condenadas, él criticó la hipocresía social y consideró que era mejor que las prostitutas estuvieran en un club que en la calle.

Ese 'relax' del que habla el lema del emporio del alterne tiene éxito a juzgar por el dinero en metálico hallado en los registros de ayer, pero lo cierto es que la cadena de hoteles sólo declaró en el último ejercicio unos beneficios de poco más de 200 euros.

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