Provincia de Cádiz

Vitalia advierte de que las residencias no pueden dar de baja tarjetas sanitarias

  • Apunta a un fallo del sistema, puesto que el SAS sigue actualizando la tarjeta del fallecido

 Los geriátricos no tienen posibilidad de dar de bajas las tarjetas sanitarias de los usuarios que fallezcan, por eso puede producirse "un desfase" en el protocolo que se sigue para sacar la medicación de los ancianos a los que se asisten en este tipo de instalaciones. A eso se atienen los gestores del centro Vitalia de San Fernando para dar explicaciones sobre qué ha ocurrido en el procedimiento, después de las informaciones de la detención de varios directores de geriátricos de la provincia por un supuesto delito de fraude.

Los responsables del centro de mayores de Vitalia, ubicado en la zona de Camposoto, reiteraron ayer su sorpresa por la investigación de la Guardia Civil que los implica en la compra de medicinas con tarjetas sanitarias de ancianos fallecidos, una operación que se ha denominado Pócima. En declaraciones a este periódico, explicaban que desconocían los detalles de la operación y de los hechos por los que la Benemérita citó a la directora, sin darle entonces ninguna información concreta. Ésta quedó por tanto a la espera de la citación judicial para que le tomaran declaración, y tener así más datos sobre este asunto. 

Desde Vitalia insisten en que su actuación cumple "a rajatabla" el protocolo establecido para solicitar los medicamentos de las personas que atienden en sus dependencias. En su caso, son dos médicos los que tienen asignados para sus usuarios, y que por tanto ponen al día la tarjeta para luego pedir los productos en las farmacias. Ni éstas ni los geriátricos tienen a su disposición una herramienta para dar de baja al usuario en el sistema. Es algo que debe hacer el Servicio Andaluz de Salud (SAS), consideran, de igual manera que la Seguridad Social sí deja de abonar la pensión del anciano.

Cuando un usuario fallece se saca del tarjetero -en el que tienen ordenadas todas estas tarjetas sanitarias- el documento en cuestión. Pero en ese punto pueden darse distintas situaciones que provoquen el "desfase" de las fechas de defunción y de adquisición de los medicamentos. El geriátrico puede entregar al facultativo el tarjetero para que actualice las medicinas necesarias y éste tardar incluso más de una semana (es lo habiutual, recalcan) en realizar la tarea, pues atiende a muchas personas. En ese tiempo puede haberse producido algún fallecimiento y aún así ponerse al día la tarjeta de esa persona. De tal manera que a la farmacia se encarguen los fármacos prescritos (también pañales, un producto habitual en los geriátricos) a ese usuario a pesar de las circunstancias. Durante esos pasos, el centro de mayores desconoce qué productos recibirán finalmente y de qué usuario (puesto que se trata de un proceso periódico), por lo que se da el caso de encontrarse con las medicinas de ese anciano al que ya no presta servicio una vez que se ordenan en los casilleros de los usuarios. Esos productos, entonces, quedan a la farmacia del centro.

Otra posibilidad, apuntan desde Vitalia, es que en alguno de los casos se haya pasado a los responsables apartar la tarjeta sanitaria del anciano que haya muerto de las otras que sí deben ponerse al día. Sucederá lo mismo: recibirán los medicamentos con el nombre de la persona, y se llevarán a su farmacia. 

En ningún caso, cuestiona la entidad, se trata de productos con los que pueda conseguirse beneficios vendiéndolos por otro lado. Se trata de medicamentos para la hipertensión, enfermedades degenerativas, paracetamol o pañales (en su caso no utilizan empapadores de cama). 

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