Tercera sesión en la Audiencia Provincial

Ningún Cachimba está en el censo de presos con patologías mentales graves

  • El pequeño de los hermanos es expulsado de la sala por intentar rebatir la declaración del médico de la prisión.

Imágenes del juicio a los Cachimba

Imágenes del juicio a los Cachimba / Pascual

En cierto modo, nuestras prisiones son nuestros nuevos manicomios en una comunidad en la que el último hospital psiquiátrico cerró hace más de 25 años. Sólo en Puerto 2 hay unos doscientos presos diagnosticados con algún tipo de trastorno mental. Doscientos de una población reclusa de poco más de 400. Es decir, prácticamente la mitad. De esos doscientos, sólo doce están incluidos en un censo de instituciones penitenciarias que identifica aquellos con una enfermedad mental grave, es decir, niveles acusados de esquizofrenia o alguna variedad de las múltiples psicosis existentes que no permiten discernir la realidad. En ese censo no están ninguno de los tres hermanos Venegas, los Cachimba, juzgados en su tercer día de vista por el asalto a la comisaría de la policía local de Puerto Serrano en enero de 2015 y de resultas de lo cual un agente, Juan Cadenas, resultó gravemente herido y perdió un ojo.

Y precisamente fue una discusión que podríamos calificar de médica lo que motivó que el presidente del tribunal decidiera expulsar al pequeño de los hermanos, Jorge, de la sala. Jorge Venegas ya había empezado la sesión muy inquieto. Se ha encarado con el cámara que estaba autorizado para grabar el inicio de la sesión, el mismo cámara al que ayer había saludado con la mano socarronamente, como divertido de la popularidad. Hoy no le hizo tanta gracia: "¿Por qué me graban? Yo no he violado a nadie... yo no he hecho nada... graba a los violadores. Yo no he violado a nadie nunca en mi vida..."

Ha seguido durante toda la mañana con pequeños comentarios, aunque muchas veces parecía que no relacionados con el juicio. Pero cuando ha estallado ha sido cuando el médico de la prisión de Puerto 2 ha minimizado, o eso le ha parecido a él, su patología mental. A partir de ahí ha empezado a gritar que el médico de Botafuegos sí que le había dicho que tenía esquizofrenia, que él sí estaba loco, aunque era complicado de seguir su discurso, que ha sido breve porque ha durado el tiempo que los policías que le custodiaban le sacaron de la sala.

Sí, el médico de Puerto 2 lo ha dicho. El diagnóstico de Jorge no es de esquizofrenia, sino un trastorno antisocial de personalidad, lo que rebaja bastante sus posibilidades de aducir que desconoce lo que es el bien y lo que es el mal. Luego, en los pasillos, el mismo médico consideraba que ese trastorno tendría que venir de la niñez. "A saber la niñez que ha tenido..." En prisión, Jorge, cuando quiere conseguir algo, llora. Su inadaptación a la cárcel le había llevado a ser trasladado a Botafuegos. Sus hermanos, en cambio, permanecen en Puerto 2. Allí, Pedro, en vez de llorar como su hermano, suele recurrir a autolesionarse. Son, han explicado los médicos, "autolesiones con finalidad manipulativa", es decir, para lograr un fin. En ambos casos, según se ha deducido de las declaraciones, ambos fingirían estar más enfermos de lo que realmente están.

Porque la defensa de los hermanos ha disputado su primer asalto -hoy será el segundo- sobre la imputabilidad de los acusados. Dos médicos de la prisión han hablado de ello, basándose en el diagnóstico del psiquiatra de la Unidad Mental de Puerto Real -que, al menos hoy, no fue llamado a declarar-. Pese a la alta prevalencia de enfermedades mentales en nuestras prisiones no hay unidades de salud mental en ellas, por lo que son médicos de familia los que prescriben la farmacología. Los tres hermanos están medicados.

Uno de los motivos de disputa en prisión de Jorge con los médicos fue que no le prescribieran en exclusiva benzodiacepinas, que era uno de sus tóxicos favoritos fuera de prisión, aparte de, como sus hermanos, cocaína, hachís y alcohol. En el caso de Pedro, a esto hay que añadir heroína.

Por eso el médico ha matizado que muchas veces, aunque ya no sucede tanto, se diagnosticaban esquizofrenias que en realidad eran "psicosis tóxicas". Ese podría haber sido el caso de Jorge. En el caso de Pedro el diagnóstico es más nitido, un trastorno de personalidad, aunque no grave, mezclada con las taras derivadas de sus adicciones. A Pepe todos los problemas mentales le han venido dados por años de excesos con el alcohol y las drogas.

Los tres hermanos, nada más ser ingresados en prisión, fueron derivados a programas de deshabituación de drogas y alcohol.

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