Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

san fernando cd - badajoz

Victoria muy esperada (2-1)

  • El San Fernando remonta el gol tempranero de Jesús Muñoz a base de oficio, casta y coraje

  • Pedro Ríos, en jugada personal, y Javi Casares logran los tantos del triunfo isleño

Pedro Ríos, que anotó un gran gol, se intenta marchar de la marca de un contrario.

Pedro Ríos, que anotó un gran gol, se intenta marchar de la marca de un contrario. / román ríos

El Domingo de Pasión fue el inicio de la subida al Monte Calvario de un San Fernando, que ayer padeció, sufrió y resucitó en una majestuosa segunda parte. Los isleños comenzaron ayer su particular cuaresma, esa que les dice que en aproximadamente 40 días tienen que certificar, de una vez por todas, su permanencia en el grupo. Ayer dio sus primeros pasos en busca de la salvación y se reencontró, por fin, con una victoria que fue celebrada de una manera impresionante por el equipo que dirige José Pérez Herrera (consciente de la importancia de la misma), la afición y los directivos azulinos.

Y es que todo se puso cuesta arriba y los fantasmas aparecieron, y de qué manera, en el Iberoamericano de Bahía Sur.

No había dado tiempo apenas de que los aficionados presentes en el estadio terminasen de acomodarse en sus asientos, de conocer la distribución de ambos equipos, ni de que pasase nada, cuando un córner mal defendido terminó con el balón dentro de las mallas de un desconcertado David Ramírez.

Pareció que el jarro repleto de agua fría, había caído de lleno sobre los azulinos, que tras el tanto no dieron pie con bola y quedaron noqueados por la situación.

Pero ya se ha demostrado que el creer es una parte fundamental del ser humano, que el confiar en uno mismo es determinante para cosechar metas y para eso, José Pérez Herrera parece estar tocado por la varita divina.

Pudieron los extremeños, entre tanto desconcierto aumentar su ventaja en un disparo directo que sacó a duras penas David Ramírez, pero cuando el cronómetro señalaba el cuarto de hora de juego y tras una jugada no finalizada de Álex Rubio, pareció despertar a un aletargado San Fernando, que comenzó entonces, a adueñarse del choque y a crear ocasiones de gol.

La tuvo Óscar Martín en un disparo que rechazó un defensa, la tuvieron el mismo Óscar Martín y Gabi si se hubiesen entendido en un balón suelto dentro del área chica (28') y la tuvo principalmente Buba en un balón que remató dentro de las mallas, que fue anulado por un más que ajustado fuera de juego.

Pero es que siguió teniéndola Carri en el 34' al no llegar por un pelo a un centro de Pedro Ríos y el mismo Óscar Martín en el 43 en un disparo sin fortuna.

Se había realizado todo, y de sobra, para igualar la contienda, pero los isleños tuvieron que marcharse al descanso en desventaja y, sobre todo repletos de preocupación.

Era el momento de ponerse el cuchillo entre los dientes y apretar, de darlo todo y poner toda la carne en el asador y, con esa mentalidad, volvió el equipo isleño al terreno de juego tras el pertinente descanso.

Ya a los tres minutos de juego dejaron a las claras que el calvario no iba a ser eterno y un pase de Juanje, que dio más verticalidad a la banda izquierda, no fue aprovechado por Pedro Ríos.

Llegaba entonces la clave del choque. Corría el minuto 55 cuando Ruano pudo sentenciar el choque con un disparo que repelió el travesaño y, en la continuación de la jugada, Pedro Ríos se inventó un enorme gol, repleto de virtudes. El jerezano se lo fabricó el solo. Regateó, se internó y llegó hasta el final para batir a Fernando. Era el tanto de la esperanza en un domingo lluvioso de cuaresma.

A renglón seguido Óscar Martín y Carri, en el 64 y 65 no acertaron con la portería del Badajoz y sus remates de fueron alto y llegó el momento de la tregua, de coger aire para el final, de recuperar sensaciones.

Cuando se temía que la igualada imperaría, llegó la jugada de Gabi Ramos, el centro a Pau Franch sin remate, el rechace de Fernando al punto de penalti y la llegada de un Javi Casares que acompañaba la jugada para erigirse en salvador de su equipo, para que los suyos no pasaran más penitencia y para demostrar que a base de fe, se consiguen las cosas.

Lo que quedaba de partido debía, y tenía, que ser pura anécdota, porque los isleños han aprendido también, a saber sufrir, a administrar lo que tanto trabajo cuesta tener y, lo más importante, a resucitar, una vez más como el Ave Fénix, y no es la primera vez que lo hace esta temporada. Ha costado Dios y ayuda, pero los de La Isla han vuelto a encontrar el camino de la victoria, y el camino del gol.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios