Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

A tu vera

Si caminito del Falla

AHORA entiendo el sentido de aquel pasodoble multidescargado por todos los Enjutos Mojamutos del Carnaval virtual. Como me lo tuve que aprender casi de memoría por el latazo previo al mes de febrero que se dio en la red me dio tiempo, en su día, de grabarme una de las frases y puedo prometer y prometo que tiene más razón que la mar. El viernes por la noche pudimos experimentarlo cuando se sale del local vestido, con el traje de batalla, y descubres cómo a los balcones sale la gente que está viendo la final en su casa o el pasillo triunfal que la gente te hace en la entrada de Fragela.

Igual sirve para el camino inverso. El salir por la puerta trasera y realizar el camino hasta la calle Ceballos en una nube. Las sensaciones que se viven son dignas de una de los bloques de Cuarto Milenio. Iker, ya te vale, porque esto sí que era paranormal. Así que ya sabe usted. Si es uno de los privilegiados que ya han experimentado esto mismo, como bien relataba Juan Carlos en su pasodoble, o alguno de mis compañeros chirigoteros, como pueden ser Remolino o El Canijo, que hace pocos años han podido descubrir el paraíso subiendo desde el infierno sin pasar por el purgatorio cuando han ganado primeros premios de manera sorpresiva y prácticamente sin currículum anterior, sabrán de lo que hablo. Si usted nunca ha experimentado eso, se lo aconsejo. Olvídese de Marina d'Or o o de buscar el placer en el cuerpo y el alma recurriendo a uno de los teléfonos que aparecen en el listado de una de las últimas páginas de este periódico, entre la cartelera y la programación de la tele. Ojalá tuviera la varita mágica para poderle hacer disfrutar de todo esto y acostarse esa noche con una sonrisa de oreja a oreja absurdamente carajota.

Ya ni le cuento el momento radiofónico y su posterior algarabía. Entonces comprobaría cómo hay gente que hace cosas que nunca haría. Como subirse a lo alto de una reja ubicada a una altura más que peligrosa, cual lagartija (ya hasta empiezo a entender el ritual rociero). El móvil parpadeante, el desbordamiento y fugazmente la imagen de una tarde de verano en chanclas y a lo loco con el agua por la espinilla planteando con tus lugartenientes el pasodoble, la puesta en escena, el popurrí y hasta el maquillaje. O ese momento en el que te plantas en mangas cortas y aún con las últimas calores delante del grupo y como el que pasa un examen oral de oposición con más nervios incluso que en el Falla entonas la melodía que te va a acompañar durante un año y pico, dando el pistoletazo de salida a cuatro meses de broncas, cafés, cachondeo, cafés, letras arrugadas, cafés, aplausos y mucho, mucho café.

Si Guardiola acabó esmorecío cuando Puyol levantó la sexta copa, nosotros lo emulamos cada uno a su forma porque esto no es flor de un día. Sino que conlleva un currelo previo y un sacrificio cósmico que casi nunca dan un resultado tan estelar. Así que me aplico y recomiendo a las generaciones venideras, primeros premios futuros que se tatúen en la frente el lema 'Carpe diem'. Es decir, disfrutar el momento que es efímero.

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