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Unión frente a la incertidumbre por el 1-O

  • Un centenar de personas despiden a los 18 agentes de la UPR de la Comisaría Provincial de la Policía Nacional que van a participar en el dispositivo por el referéndum de Cataluña

La Policía Nacional de Cádiz también marcha como refuerzo a Barcelona.

El ambiente que se respiraba en la mañana de ayer a las puertas de la Comisaría Provincial de la Policía Nacional, situada en el edificio del Pirulí en la calle Santa María Soledad, no era el habitual de una jornada cualquiera. Una tensa calma predominaba entre el centenar de personas que se agolpaba a las puertas de este edificio para despedir a los 18 agentes adscritos a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) que marcharon rumbo a Barcelona para unirse al dispositivo policial que se ha montado en torno al referéndum de independencia convocado por el Gobierno de la Generalitat de Cataluña para el próximo domingo 1 de octubre. En total, unos 50 efectivos de la provincia de Cádiz, de las comisarías de El Puerto, Jerez y la capital, se sumarán al resto de compañeros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que se están desplazando desde diferentes puntos del país.

Si una palabra puede definir lo que sentían buena parte de los asistentes, ésa es incertidumbre por lo que pueda pasar en tierras catalanas a partir del domingo. Una preocupación alrededor de la posibilidad de que se produzcan incidentes graves tras haberse declarado ilegal dicha votación y la posterior reacción que esto pueda provocar en los círculos cercanos al independentismo. Sin embargo, entre los funcionarios policiales y sus familiares se extendía el sentimiento del convencimiento de que marchan para realizar bien su trabajo para garantizar el orden y la seguridad de los ciudadanos.

La lluvia hizo acto de presencia a primera hora de ayer, lo que hacía prever que la despedida a los agentes gaditanos no iba a ser demasiado efusiva. Pero, al final, fue todo lo contrario. Un centenar de personas jalearon a los efectivos con un buen número de banderas de España. Los abrazos fueron una constante entre los compañeros. Deseaban un buen viaje a los funcionarios que se desplazaban a Cataluña para dar una imagen de unidad del Cuerpo Nacional de Policía, tal y como reforzó uno de los funcionarios que estaba allí al señalar que "con ellos vamos todos". Entre los familiares se repartieron muchos besos para dar buenos deseos ante la tarea que van a desarrollar y alguna lágrima se derramó ante el temor de lo que podría ocurrir. Incluso, varios particulares también mostraron envueltos en la enseña nacional su apoyo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y su orgullo por la defensa de la unidad de la Nación ante lo que suceda a partir del domingo.

"¡Qué le vamos a hacer! Hay que apoyarle. Es su trabajo. Es lo que a él le gusta y él está superfeliz porque se va a hacer lo que le gusta. Lo importante es que llegue bien", contaba ayer la pareja de uno de los agentes que forma parte de la comitiva gaditana de la Policía Nacional y que acudió con su hijo.

Isabel Sierra, madre de uno de los funcionarios que estaba a punto de salir hacia Barcelona, reconocía que estaba "un poquito nerviosa" por el trabajo que iba a tener que hacer en Cataluña. "No sabemos lo que se va a encontrar allí ni lo que puede pasar el día después. Claro que estoy asustada y la familia, igual", remarcaba.

La pareja de otro funcionario también se expresaba en términos parecidos al asegurar que lo que sentía era "miedo". "Es una mezcla de miedo y alegría porque para él, como experiencia policial, es importante y le entiendo", aseguraba. Respecto a lo que se va a encontrar en Cataluña, comentaba que "yo pienso que el domingo se va a liar gorda. Me tiene un poco engañada porque, en principio, volvía el día 5 y ahora van para 20 días".

Pasadas las 10 horas, los 18 agentes abandonaron las dependencias policiales y se montaron en las cuatro furgonetas de la UPR para salir hacia el puente de la Constitución de 1812 rumbo a Barcelona. Aplausos, vítores e, incluso, hubo quien hizo pasar a alguno de los funcionarios por debajo de una bandera española. Dentro del patriotismo exacerbado que se está viviendo en los últimos días, sólo queda esperar que la calma regrese a Cataluña y que lo que se barrunta que puede suceder no se cumpla.

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