E l árbitro es aquel individuo que lo mejor que le puede ocurrir en un campo de fútbol es pasar desapercibido. El símil futbolístico viene de perlas para la persona que inicia esta sección ya que Juan Carlos Jurado es vicepresidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, es decir, el número 2 del equipo que comanda Martín José García y como abogado ejerce de presidente del Comité de Competición de la Federación Gaditana de Fútbol y es asesor legal de la misma. Jurado entiende que en el Consejo la máxima debe ser como la del árbitro, "donde lo mejor es pasar desapercibido. El espíritu debe ser el de trabajar por el conjunto de las hermandades y cofradías". Esa intención no siempre se cumple ya que el órgano del que forma parte se ve en el ojo del huracán de las críticas "pero lo importante es saberlas entender".

Cofrade de la Vera-Cruz desde el año 1978 sólo una lesión futbolística que sufrió en el año 2011 le ha apartado de participar en el cortejo. A pesar de todos los años que ha permanecido en la hermandad franciscana, nunca ha ocupado cargo alguno en la junta de gobierno aunque ha colaborado con los distintos hermanos mayores, Melquiades Brizuela, Francisco Jiménez Salguero y ahora con Miguel Morgado. Anecdóticamente sí lo tuvo en Ecce-Homo, donde fue secretario durante unos meses tras pedírselo Miguel Iglesias, entonces vicehermano mayor de la hermandad de San Pablo y al que conocía también por ser colega de profesión y por el mundo del fútbol.

Juan Carlos Jurado llegó a Vera-Cruz de casualidad. En la facultad se decía que hacían falta cargadores para el Nazareno del Amor y junto a unos amigos allí acudió. Sin embargo, como la cuadrilla estaba completa y en la del Cristo de la Vera-Cruz había hueco, entró en ella.

El balón también fue fundamental en la relación entre Martín José García y Juan Carlos Jurado lo que le llevó al primero a pedirle al segundo que formara parte de su proyecto al frente del Consejo Local. Un proyecto en principio breve como solución de emergencia y ya más adelante como uno de continuidad.

Jurado reconoce que entonces del Consejo no conocía casi nada y lo que sabía era por lo que leía en la prensa. Entonces, en el año 2008, la situación era mucho más tensa que la actual. Jurado todavía recuerda el primer pleno de hermanos mayores al que asistió donde había muchas tiranteces "pero poco a poco Martín ha conseguido imprimir tranquilidad". A pesar de que hay gente que dice que el presidente no tiene mucha cultura cofrade, Jurado considera que "Martín lo que ha sido es un buen gestor".

A juicio de Jurado un buen vicepresidente debe tener "fidelidad  y acometer todo lo que el presidente te mande. Debes tener fidelidad al cargo y a la institución".

Aunque Juan Carlos Jurado nació en Cádiz, su familia paterna era de Sevilla, por lo que recuerda su infancia pasando en la capital hispalense del Jueves Santo al Domingo de Resurreción.  En la familia había devoción por la Macarena. Hoy en día,  muchos años después, sigue cogiendo el coche para llevar a su padre a que vea la Macarena y se vuelve corriendo para Cádiz.

La responsabilidad tiene su lado perverso y es que el vicepresidente del Consejo ya no vive la Semana Santa como siempre le ha gustado, es decir, "a mi aire". "Antes me gustaba moverme por ahí y ahora lo tengo que ver todo en el mismo sitio, en el palco oficial del Palillero, y además responsabilizado para que salga todo bien". Así, reconoce que "desde el Domingo de Pasión ya vivo los días con tensión".

Es hermano de Vera-Cruz  pero siente también predilección por la Buena Muerte "por su recogimiento y su espiritualidad", elementos que son afines a los que tiene en la suya propia.

Hombre vinculado a la carga también durante muchos años, ha vivido "muy buenos momentos, pero también otros muy malos". Curiosamente, jamás ha sacado un palio.

Jurado tiene muy claro que "todo esto no lo hubiera hecho si a mi mujer no le hubiera gustado". Y como buen cofrade, sus hijos también han heredado esta pasión y son hermanos de Vera-Cruz.