Fernando caballero. coronel del cefot-2

"El perfil ha cambiado, pero el que viene tiene vocación"

  • El jefe al mando de las instalaciones destaca a Camposoto como un centro de formación de referencia

-Hace un año el CEFOT de San Fernando estuvo a punto de cerrar sus puertas. En 2015, sin embargo, se ha formado más de un millar de aspirantes. Parece que la crisis se ha superado.

-Bueno, soy el director del centro y sé perfectamente cómo funciona, pero no puedo decir mucho en cuanto a lo que es la política del Ministerio de Defensa o la política del Estado Mayor del Ejército con respecto a necesidades de centros docentes. Este tipo de valoraciones se me escapa un poco. Sí le puedo decir, es algo que ya se sabe, que tenemos un nuevo director para el CEFOT-2 y que relevaremos en abril.

-Defensa, en todo caso, ha dejado clara la importancia estratégica del acuartelamiento y en la nueva estructura orgánica del Ejército el centro figura con nombre y apellidos. Supongo que eso da cierta tranquilidad.

-La plantilla percibe que estamos en un periodo de estabilidad, que se ha superado ya esa fase de reformas que siempre genera cierta incertidumbre. Desde nuestro punto de vista, le puedo decir que hemos seguido trabajando como siempre. Y creo que hemos hecho bien las cosas. El CEFOT de Camposoto es un centro modelo y no solo para España.

-En unos meses dejará el CEFOT isleño. ¿Cómo ha sido su experiencia al mando del centro, en contacto directo con la tropa y los aspirantes?

-Le aseguro que ha sido uno de los destinos más apasionantes de mi vida y que más he disfrutado. Aquí se ejerce el mando, que es para lo que en cierto modo nos preparan. Además, el cargo de jefe del CEFOT lleva asociaciado el de la comandacia de Cádiz y el gobierno militar del Campo de Gibraltar. Eso hace que el mando en sí mismo sea más completo y más global.

-Entre los alumnos hay universitarios, diplomados, jóvenes que tienen títulos de master... El perfil del soldado español ha cambiado mucho.

-Yo diría que ha cambiado mucho el perfil de la sociedad española en general. El Ejército no es más que un reflejo de esa sociedad con algunas particularidades. Aunque para venir aquí hay que tener algo de vocación, por no decir mucha. Eso cada uno lo siente de una manera. Hay gente que esto lo ha vivido desde pequeño en su casa porque hay militares en la familia, a otros les gusta la vida militar, les atrae... Pero todos tienen un sentimiento común: el de servicio a la comunidad, a la sociedad y a España. Ha cambiado el soldado y la sociedad en general. Desde las Fuerzas Armadas y desde el Ejército de Tierra se ha hecho un esfuerzo enorme por darnos a conocer en los últimos años. Cada vez se sabe más lo que hacemos, para qué servimos, se nos valora y eso impulsa también que muchos jóvenes vengan aquí. En su mayoría, con la idea de promocionar dentro de lo que es el Ejército y acceder luego a las escalas de oficial o suboficial y, a veces, para permanecer como soldado durante un tiempo determinado de su vida. Creo que de lo contrario no se explicaría que hubiese hasta 25 jóvenes por cada plaza que se oferta.

-También es una salida laboral.

-Cierto. Lo es ahora y siempre lo ha sido. Ser militar es una salida. No digo que la falta de oportunidades laborales no influya pero no creo que todo se pueda achacar a la crisis. No es, desde luego, la percepción que tenemos aquí, que tenemos los mandos. La percepción que tenemos es que son jóvenes que les gusta la vida militar, que quieren progresar. De hecho, el número de bajas que estamos dando es bajísimo. Entre un tres y un cinco por ciento. Y el entrenamiento es durísimo.

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