San Fernando

La Escuela San José mira también a Europa

  • El centro celebra la primera semana 'Eramus +', dedicada al proyecto educativo europeo sobre nuevas tecnologías e idiomas en el que participa

Concienciar a los alumnos de la importancia de aprender inglés, de que será esencial para su futuro, es uno de los objetivos con el que la Escuela San José afronta el proyecto sobre nuevas tecnologías en el aprendizaje de los idiomas del programa Erasmus + (anteriormente Comenius) en el que participa con otro siete centros de la Unión Europea (UE). "Me encuentro a algunos alumnos que me dicen que por qué me esfuerzo, si ellos no van a salir de San Fernando. No se dan cuenta de la importancia de conocer otro idioma", señala Matilde Llano Mena, profesora de Inglés de este centro educativo isleño, que coordina esta iniciativa en la que estarán inmersos durante tres cursos. Esta semana la Escuela San José desarrolla la primera de las tres semanas Erasmus que deberán realizar a lo largo del desarrollo del proyecto.

Innovative technologies for activ languages class (tecnologías innovadoras para clases activas de idiomas) es el nombre de este proyecto que coordinan desde Francia, en el que también están implicados centros educativos de Lituania, Rumanía, Grecia, Turquía, República Checa y Macedonia. Precisamente, hasta este país báltico viajará una expidición isleña en unas semanas (del 9 al 21 de mayo) para asistir al primer campamento de inmersión lingüística que este Erasmus + ha previsto. "Serán tres en total, uno por año. Esta vez toca Macedonia, después iremos a República Checa y el tercer campamento será en España, en Barriche (Alcalá de los Gazules)", apunta Matilde Llano. Ella, del departamento de Inglés, y una profesora de Plástica encabezarán el grupo que estará conformado por diez alumnos de cuarto de Secundaria. "Se ha escogido a quienes tenían mejores notas en inglés, a los alumnos con mejores expedientes", expone la docente sobre los criterios a la hora de elegir a estos jóvenes. La idea es fomentar esa comunicación oral en inglés, que mejoren su comprensión y producción oral; pero también se busca que conozcan a chicos de otros países, que aprendan cosas de otras culturas, de otros idiomas, "y que refuercen su ciudadanía europea", matiza. Para empezar, la decena de estudiantes que partirán a Macedonia tienen una hora extra de clase en la que se hace hincapié en actividades con las que se trabaja en la comunicación oral.

La coordinadora de este Erasmus + que busca potenciar el uso de nuevas tecnologías en las clases de idiomas ya ha asistido a algunas de las primeras citas para profesores que se han organizado en el proyecto. En enero, cuando se inició verdaderamente esta iniciativa, dos docentes de la Escuela San José estuvieron en la isla griega de Creta en un encuentro que sirvió para programar las actividades que se realizarán a lo largo de este año. "Serán hasta cuatro meetings para los profesores, además del curso que también tuvimos en marzo de formación en nuevas tecnologías aplicadas a los idiomas, para lo que viajamos a Lituania", da detalles esta profesora de Inglés. Esta experiencia, de encuentro con docentes de otros países, ha sido positiva y enriquecedora, según sus propias palabras. "Ves lo diferentes que somos, incluida la diferencia de idioma. Pero, a la vez, todos tenemos un objetivo común: que nuestros alumnos mejoren", comenta, a lo que añade acerca de las nuevas tecnologías que conocieron en la cita formativa que "se trata de programas nuevos, la mayoría desarrallos en Estados Unidos, que se pueden aplicar en clase para mejorar el rendimiento de los alumnos". "Lo que pasa es que están empezando a desarrollarse ahora, y va a llevar un tiempo ponerlos en práctica en la escuela. Hay que dotar las aulas de nuevas teconologías, de ordenadores, de pantallas, lo que requiere un gasto importante. Pero poco a poco lo iremos consiguiendo", reconoce.

Por el momento, los alumnos de la Escuela San José se han volcado con las actividades preparadas con motivo de primera Semana Eramus + del proyecto. Se han presentado proyecciones de vídeos y fotografías sobre las actuaciones del proyecto, se ha elaborado cartelería con información de todos los países participantes y los alumnos han preparado comidas típicas de cada uno de esos estados miembros de la Unión Europea (candidato a ello como Turquía). Mesas alrededores del claustro del colegio acogían esas exquisiteces culinarias separadas por países. Todas tenían etiquetas con el nombre del plato que se mostraba, ya fuera dulce o salado, que los visitantes podían degustar a su antojo. Había muhallebi, kebab, kourabiedes o musaka de Turquía; jamón y tortilla de patatas en el caso de España; Capeharrai y kugelis entre las propuestas sobre Lituania. De la gastronomía de Rumanía se había escogio papanás y cozonac. El cozonac se repetía en los platos de Macedonia, donde también estaba el tulumba. De Francia se destacan la tarta de manzana y los crepes; y de la República Checa el bramboráky y su strudel. Unas peras a la crema de canela y souvlaki aguardaban en la mesa de Grecia.

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