El profesor linense José Reyes Fernández está atravesando un momento difícil después de que la familia de un alumno musulmán le pusiera una denuncia acusándolo de "racista", en palabras de los propios familiares del menor.

El incidente en clase que derivó en el inicio de acciones judiciales es ya de sobra conocido puesto que la noticia que publicó Europa Sur hace una semana ha dado la vuelta a España.

José Reyes, al que avala una trayectoria de más de 20 años en la docencia sin problemas con el alumnado, se encontraba dando clase de geografía en primero de la ESO del instituto Menéndez Tolosa y puso como ejemplo de clima frío a la localidad granadina de Trevélez, apuntando que precisamente es ese clima lo que favorece la curación de sus jamones, como dato anecdótico. Fue en ese momento cuando el chico, de 13 años, le pidió que no hablara de jamones en clase, que al ser musulmán se sentía ofendido.

A partir de ahí las posturas difieren. El profesor asegura que le dijo que no le importaba ni lo que el comiera, ni la religión que practicara, como tampoco le importa la del resto de sus alumnos y que si no estaba satisfecho siempre podía solicitar un cambio de centro. El menor sostiene que no le dijo esto, sino que le espetó que podía regresar a su país y por este motivo la familia puso la denuncia.

El tema está en manos del juzgado de Instrucción número uno de La Línea de la Concepción pero la Fiscalía ha solicitado ya el archivo de las diligencias previas por considerar que la actitud del profesor no constituyó delito.

Al margen de las versiones una cosa ha quedado meridianamente clara: un menor musulmán se sintió ofendido porque se mencionó el jamón en clase.

Profesores, administraciones y asociaciones de carácter educativo deben abogar por la tolerancia en las escuelas pero las familias tienen que poner su grano de arena porque la educación es un asunto muy serio y las pautas de conducta que se inculquen en un niño son la base del adulto en el que se convertirá.

En este caso, la familia lleva más de 12 años viviendo en España, 10 en Valencia, donde nació el niño, y dos años y medio en La Línea. Sus familiares aseguran que tienen amigos españoles y que han tenido trabajos relacionados con la hostelería por lo que han manipulado jamones sin problemas.

Pero cuando un chico se siente ofendido por la mención de un alimento que ocupa un lugar destacado en la gastronomía y la cultural del país en el que habita y donde además se practica la libertad de culto, es hora de plantearse qué tipo de educación es la que se está transmitiendo en casa y si la intolerancia y la susceptibilidad ocupan un lugar destacado en la vida del menor.

El fiscal jefe de la Audiencia de Algeciras, Juan Cisneros, en su escrito al juzgado de La Línea, indica que las postura inicial del menor es "caprichosa, abusiva, sectaria e inadmisible" y añade que "no se puede calificar de otra forma el hecho de que un alumno pretenda censurar el contenido de la docencia que se le está impartiendo, imponiendo su voluntad a la del profesor y a la del resto de sus compañeros".

Para el docente, en declaraciones realizadas a este diario, el niño es "una víctima" que está "siendo objeto de una educación intolerante y fanatizadora" y los hechos indican que al chico aún le queda camino para respetar las costumbres de los demás.

Junto a Reyes está el Gobierno central, la Junta de Andalucía, el PP-A, la Defensora del Pueblo y la Asociación en contra del Acoso Escolar, sus compañeros y alumnos. También la Federación de Entidades Islámicas de España, que ya dijo que su religión prohibe la ingesta del jamón pero no mencionarlo, por lo que no parece que en clase de geografía se hiciera ofensa alguna al Islam como para que el menor hiciera esa puntualización en el aula.

Aunque es un caso aislado en La Línea de la Concepción, este incidente tiene que servir para que cosas así no se vuelvan a repetir en las aulas.