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Provincia de Cádiz

Los ayuntamientos no admiten culpa alguna por los 60 heridos de los toros

  • La Junta certifica que todos los encierros cumplían, a priori, con los requisitos legales · El reglamento pone en manos de una presidencia municipal la responsabilidad del "pacífico desarrollo del espectáculo"

Los festejos taurinos del Domingo de Resurrección, aliñados con la temeridad disfrazada de valentía, con un consumo excesivo de alcohol en muchos casos, y puede que con el de drogas de abuso, en algunos otros, dejó un reguero de más de 60 heridos en la provincia, siete de ellos de consideración. Desde 1999 no se registraba un balance parecido, de manera que el sufrimiento del animal se convirtió en mera anécdota tras el empitonamiento brutal de una joven jiennense de 22 años en Arcos.

Ayer, las administraciones implicadas en la celebración de estas fiestas tan arraigadas en Arcos, Vejer, Paterna, Los Barrios y Benamahoma y que casi siempre acaban con sangre (al menos con al del animal), reaccionaron como en ediciones anteriores: la Junta, autorizadora administrativa, certificando que, a priori, todos los festejos cumplían los requisitos que exige la ley. Y los Ayuntamientos, justificando que tomaron toda las medidas de seguridad que están a su alcance, pero que no pueden hacer nada ante la decisión individual de quien decide jugarse la vida o, como poco, la integridad física, delante de una mole con cuernos de más de media tonelada de peso que se rebela contra su padecimiento.

El delegado del Gobierno andaluz en Cádiz, José Antonio Gómez Periñán, manifestó ayer su preocupación por los hechos y aseguró que todos los festejos cumplían con la nueva normativa vigente, "mucho más estricta que la anterior", y que, por eso, fueron autorizados. "Todos los recintos estaban vallados y los espectáculos contaban con un director de lidia y con un presidente, que en estos casos, debe ser el alcalde o un concejal designado por él", dijo.

"Sin embargo, eso no garantiza que un corredor, en estado de embriaguez y que no esté en óptimas condiciones físicas, pueda sufrir una cogida", añadió el delegado del Ejecutivo andaluz. A la espera de las actas de incidencias, Gómez Periñán dijo que ante estos accidentes "solo cabe llamar a la prudencia de los asistentes".

La normativa que regula estos festejos es el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares (Decreto 62/2003, de 11 de marzo) y el más reciente Reglamento Taurino de Andalucía (Decreto 68/2006, de 21 de marzo). En su artículo 19 se establece, entre las obligaciones de la Presidencia, "adoptar cuantas medidas sean necesarias para el debido y pacífico desarrollo del espectáculo, incluida la prohibición de seguir actuando y la expulsión de espectadores". También otorga a la Presidencia la posibilidad de "acordar la no celebración o, en su caso, suspensión del espectáculo", ante situaciones de "extrema peligrosidad".

El Ayuntamiento de Arcos, por su parte, lamentó ayer el balance de accidentados que dejó el domingo el Toro del Aleluya, con una mujer de 22 años herida de gravedad, otro corredor con pronóstico grave y otras 32 personas atendidas por la Cruz Roja local. La delegada municipal de Fiestas, Genoveva Medina, puso de relieve "los esfuerzos materiales y técnicos para la organización del evento con el objetivo de garantizar la seguridad en el espectáculo". Así, señaló que, como cada año, se dispone un sistema de doble de vallado y un equipo técnico de especialistas para el control del toro, aunque matizó que, en el recorrido de la suelta de los dos astados, "el peligro es individual" corresponde a los participantes velar por su integridad.

También destacó la efectividad del sistema de vallas, que se instaló en la calle Corredera y en otros puntos del recorrido, que sirvió de refugio a muchos corredores y de balcón para visitantes y vecinos que se acercaron a ver el espectáculo con total seguridad.

El público de la fiesta superó las 20.000 visitas, las 15.000 personas a lo largo del trazado y otras 6.000 en la zona de movida.

El alcalde de Vejer, Antonio Jesús Verdú destacó el trabajo que realiza el equipo de recortadores, unos mozos que llegan desde una población de Castellón, quienes, con quiebros y maestría, hacen que el toro esté pendiente de ellos, y no ponga en peligro a los corredores, que voluntariamente se lanzan a la calle, "muchas veces sin estar en condiciones para ello".

El Consistorio de Vejer aclara todos los años a través de un Bando Municipal que se difunde minutos antes del inicio de la fiesta que "nadie está obligado a correr en el encierro, por lo tanto, hacerlo constituye indudablemente, un riesgo que los interesados se han impuesto libremente, por lo que el Ayuntamiento no se hace responsable de ninguna de las consecuencias y accidentes que pudieran sufrir los participantes en tales festejos".

Verdú insistió en que "la fiesta fue satisfactoria en cuanto a afluencia de público, y sobre todo, por la levedad de las cogidas". "No hay heridos de consideración. Son las típicas de gente que se ha puesto delante del animal sin el control oportuno", añadió.

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