El cauce del río Iro, en Chiclana, presentó en la mañana de ayer una sorprendente imagen, con la presencia en el mismo de miles de peces muertos, en su mayoría lisas. Ante la gravedad de lo ocurrido, la Policía Local dio aviso al Seprona, cuyos agentes se personaron en la zona para analizar las posibles causas que han motivado el suceso.

Asimismo, en la mañana de ayer se puso en marcha un dispositivo de técnicos municipales de Medio Ambiente con el objetivo de recoger muestras de los peces afectados y esclarecer la circunstancia que ha provocado tal situación, recogiendo muestras tanto de los ejemplares aparecidos muertos como del agua del río, unas muestras que están siendo analizadas por la Agencia Andaluza del Agua. Este organismo también ha sido el encargado de realizar la necropsia a varios ejemplares a la espera de que los resultados desvelen la causa de la muerte masiva de peces.

No obstante, y pese a que los resultados de los diversos análisis serán los que arrojen datos totalmente certeros, las primeras pruebas realizadas por los técnicos municipales han descartado que la muerte de este gran número de peces se derive de una contaminación de excesiva gravedad en las aguas del río. Asimismo, ya se han realizado los controles oportunos para descartar que se trate de algún problema relacionado con la depuradora municipal.

Ante estas circunstancias, y hasta que se desvelen los datos concretos, técnicos municipales y responsables de Medio Ambiente barajan varias posibilidades, entre las que se encuentran el vertido, por parte de algún particular, de algún producto tóxico a la red de pluviales, la fumigación o riego en algún huerto con algún tipo de producto contaminante que haya llegado al río a través de la propia lluvia o la falta de oxígeno en el agua del río Iro.

Otra de las posibilidades que se baraja es la de que algún pescador furtivo haya colocado una red a la altura de las salinas, algo que, debido al bajo coeficiente de mareas del día de ayer, habría provocado la muerte de los peces al intentar nadar en sentido contrario con un caudal muy escaso.