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Provincia de Cádiz

Acento jerezano en la viña francesa

  • Unos 200 vecinos de Jerez acuden cada año a Francia para recoger las uvas de sus campiñas con unas excelentes condiciones de trabajo

Del comercio, la construcción e incluso la universidad, al campo. Esto no sería tan extraño si al hablar de campo, lo hiciéramos de la campiña jerezana, más concretamente la del marco rural de Torrecera, desde donde se impulsa esta iniciativa, pero no es el caso. Cada uno con una historia, han terminado coincidiendo para marchar en un mismo coche hacia Narbona, a unos 1.300 kilómetros de sus familias. Los protagonistas son Adrián, Manuel, Paco y Emilio, y a todos los mueve la necesidad y las ganas de trabajar en la vendimia francesa. El pasado viernes se citaron en una reunión en el salón multiusos de Torrecera, en Jerez, en la que concretaron la hora de partida y demás aspectos para una buena organización.

Yendo al origen, hay que tener en cuenta en primer lugar a Manuela Parra. A pesar de que nació en España, viajó a Francia siendo muy niña con sus padres, quienes se aventuraron a buscarse la vida en el país vecino. De esta forma, y habiendo adquirido un gran nivel tanto del idioma como del conocimiento del territorio, Manuela volvió a España en 2002. Una década después, aprovechando su experiencia y ante la mala situación de muchos vecinos de Torrecera, comenzó con su andadura en la misión de conectar personas en paro con empresas francesas para llevar a cabo tanto la vendimia como la recogida de manzana.

De esta manera, Manuela sirve de nexo entre estas personas y empresarios franceses que acogen esta mano de obra con los brazos abiertos para, durante unos meses, cumplir con la recogida y que los trabajadores regresen a España con una remuneración que les permita llevar a sus familias hacia delante.

Paco y Adrián -de 53 y 28 años respectivamente-, que repiten este año, son quienes mejor pueden hablar de lo que allí se experimenta. En cuanto al alojamiento, ambos coinciden: "Está bastante bien. En lo referido a las viviendas, no tenemos queja ninguna".

Cualquier trabajo tiene ventajas y desventajas, pero aquí lo tienen claro. A pesar de tener que dejar a mujer e hijos en Jerez, coinciden sin titubear en las magníficas condiciones laborales que se viven en el país galo. "Esto ya no va de 1 franco igual a 14 pesetas. Ahora está el euro, y si aquí el sueldo base es de alrededor de 650 euros, allí se acerca a los 1.500, y así nos pagan también a nosotros", apunta Paco Villalba, quien ya vivió la experiencia en 2015 y habla de ella con gran optimismo. Emilio interrumpe para dar, sin haber ido todavía a Francia, de las carencias de España. "Aquí cada vez hay menos vendimia. A nadie le gusta irse, pero además de la diferencia entre jornales, la vendimia jerezana cada vez se encuentra más mecanizada, prescindiendo de mano de obra y dejando a la gente sin opciones".

Pero no sólo le dan importancia al dinero. Paco habla de "un mundo laboral aparte". "El trato del empresario con los trabajadores está muy por encima del de España. Existe un respeto entre el patrón y el campesino que muy difícilmente se logrará en nuestro país, y los horarios se respetan a rajatabla", apunta Villalba, convencido de sus palabras. Hace referencia, además, a la ayuda que reciben por parte del empresario en todos los ámbitos y afirma que "si el que manda necesita 10 horas más de trabajo, se incentiva la contratación de otra persona, no horas extras gratuitas de los ya contratados, como es común aquí".

Al tratarse de pura necesidad, nunca se sabe con certeza cuantas plazas pueden existir cada año. No hay una preferencia para personas que en años anteriores hicieron la vendimia. Con esto también se incluye la colecta de la manzana, fruta en la que Manuela Parra está especializada y a cuya recogida se destinan este año 230 personas de Jerez y alrededores.

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