La Guardia Civil ha desarticulado en Barbate un grupo criminal dedicado a introducir droga e inmigrantes irregulares quienes, en la última actuación y para evitar ser detenidos, arrojaron al agua delante de la patrullera a un menor inmigrante de unos 17 años que no sabía nadar. 

Según ha informado la Comandancia de Cádiz en un comunicado, la pericia del patrón de la embarcación de la Guardia Civil evitó que el menor fuera arrollado por la patrullera, que se encontraba durante la persecución a pocos metros de la de los narcos, y que pereciera en el mar, ya que las gruesas ropas que vestía le impedían moverse y estaba a más de 200 metros de la costa. 

Como consecuencia de esta operación, denominada "Primolbar" han sido detenidas seis  personas, se han interceptado tres inmigrantes e incautados 520 kilogramos de hachís, 30.000 euros, tres embarcaciones recreativas y un turismo. 

La investigación se inició cuando los guardias civiles de Barbate tuvieron conocimiento de que una persona, que había trabajado para determinadas organizaciones de narcotraficantes afincadas en la provincia, aprovechaba sus contactos para organizar viajes a Marruecos en los que cargaba pequeñas cantidades de hachís. 

Además, los agentes sospecharon que el viaje de vuelta era utilizado para traer inmigrantes ilegales, a los que cobraba determinadas cantidades de dinero por adelantado que luego utilizaban para comprar droga en Marruecos. 

Las investigaciones llevaron a los agentes a abortar un primer alijo en la zona de Zahora, donde se detuvieron a dos personas, un hombre y una mujer, y se incautaron 220 kilos de hachís en una embarcación recreativa. 

Más tarde detuvieron un vehículo en el que viajaban tres investigados por el alijo interceptado a los que se les descubrió 30.000 euros en efectivo en una bolsa de plástico. 

El pasado 30 de marzo, la Guardia Civil observó cómo una embarcación que tenían vigilada navegaba hacia la playa de Las Cortinas, en la zona de Caños de Meca. 

Una embarcación del Servicio Marítimo le cortó el paso para inspeccionarla pero, lejos de colaborar, los ahora detenidos aumentaron la velocidad, llegando hasta unos 30 metros de la orilla, desde donde cuatro personas saltaron al agua para alcanzar la costa a nado. La embarcación puso proa a mar abierto a gran velocidad y con "peligrosas maniobras evasivas". 

Al ver que no se podían zafar de la Guardia Civil arrojaron al mar al joven de unos 17 años y una bolsa.