Cuando un alcalde del PSOE y otro del PP llegan a acuerdos sin casi hacer ruido, y cuando además esos acuerdos son para beneficiar en múltiples ámbitos a sus ciudades, quiere decir que la apuesta es seria. Cuando además esas dos ciudades son Sevilla y Málaga y esos acuerdos propician el desarrollo de apuestas tecnológicas y de infraestructuras que, en el mejor de los casos, tapan a proyectos similares solo ideados o anunciados para Cádiz, se constata la realidad de que la provincia gaditana se queda atrás, una vez más.

Hace solo pocos días, ambos mandatarios, Juan Espadas (alcalde de Sevilla) y Pedro de la Torre (regidor malagueño), sorprendían con un anuncio contundente: antes de final de año estará listo lo que denominaron como "un eje de cooperación" que persigue "generar sinergias y crear un eje potente". Para ello, ambas ciudades firmarán un convenio de colaboración con el Campus de Excelencia Internacional Andalucía Tech, para convertirse en "un laboratorio urbano" de cara al desarrollo de proyectos de innovación. Los dos alcaldes no ocultaron que otro de los objetivos que se pretende con esta alianza es lograr más fondos europeos para poner en marcha las actuaciones que persiguen. Esa unión pretende desarrollar iniciativas tanto en Sevilla como en Málaga relacionadas con la movilidad y los transportes, urbanismo y turismo, energía y medio ambiente.

Pese a que indicaron que la idea nace "con una visión expansionista" y, por ello, dejaron la puerta abierta a la entrada de otras provincias, parece que ambos mandatarios son los primeros, al menos en Andalucía, en dejar atrás rencillas y peleas entre administraciones de distinto signo: "Sumando esfuerzos somos más potentes", defendió De la Torre, al igual que Espadas, que, por su parte, añadió que este acuerdo "es fruto de una decisión política muy madura y sopesada, un trabajo de envergadura; vamos a dejar de competir entre nosotros para competir juntas con el mundo y sin límites".

Pero no son los únicos acuerdos entre Málaga y Sevilla. Incluye la creación de una "estructura" entre ambas ciudades, con un equipo de trabajo por Ayuntamiento. Intercambiar ideas y experiencias en materia de turismo, asuntos sociales, movilidad o cultura, así como el metro o la Ciudad de la Justicia. Crear un proyecto común para generar un "corredor económico", "un ecosistema de la innovación" liderado por Málaga y Sevilla.

Estos proyectos que se presentarán a este marco europeo se encuentran definidos dentro del documento estratégico presentado por Andalucía ante Bruselas, entre los que se encuentran iniciativas de innovación social, gestión del conocimiento, infraestructuras o mejora de las conexiones.

Y, a todo esto, hay que unirle la anunciada creación de la Zona Franca en Sevilla, que entraría en competencia directa con la de Cádiz. Recientemente, el recinto fiscal gaditano recibió una importante inversión económica de mano de los PGE del Estado para 2016, pero nadie obvia en la provincia que la situación empresarial por la que pasa Cádiz sería aún más delicada si los inversores se lo tuvieran que pensar a la hora de instalarse, entre las dos provincias.

Lo cierto es que la Zona Franca gaditana plantea un ambicioso plan de expansión y, sobre todo, una reforma integrar del polígono exterior de Cádiz. Aunque se afirma que Sevilla o Málaga, cuyo alcalde en su día también planteó la creación de un recinto fiscal, no son competencias lo cierto es que de reojo se observa la mayor facilidad que tienen las grandes firmas para ubicarse en estas dos provincias.

También está las competencias de los puertos. Según los últimos datos, en los seis primeros meses del año han pasado por los puertos de la Bahía de Cádiz y de Algeciras un total de 2.179.031 pasajeros. Sólo contando los casi 200.000 del puerto gaditano, supone el tercer mayor incremento de todos los puertos de España con respecto a 2014 (con una diferencia de más del 28%).

Es cierto que el puerto de Málaga llegó en la misma franja temporal hasta los 274.813 pasajeros, pero Sevilla sólo obtuvo 8.103. En cuanto a las mercancías, entre los dos puertos gaditanos (Cádiz y Algeciras) el acumulado de este año refleja un tráfico portuario de 48.934.155 toneladas. Málaga llegó a las 949.297 toneladas y Sevilla, a las 2.228.036 toneladas.

Junto a estas competencias, hay otras que son realidades en Málaga y Sevilla frente a eternos proyectos en Cádiz. La referencia por excelencia en este capítulo es el desarrollo industrial. Así, mientras Málaga disfruta del Parque Tecnológico PTA (inaugurado en 1992 y con un empleo actual cercano a los 14.000 trabajadores) y Sevilla hace lo propio con su PCT (parque científico y tecnológico en terrenos de la Expo 92, con otros 14.000 trabajadores) en la provincia de Cádiz se lleva más de una década esperando que Las Aletas se convierta en una realidad.

En la misma línea, mientras la provincia sevillana tiene en su capital Aerópolis, donde se concentra la fuerte industria aeronáutica, en Cádiz se mantienen las empresas matrices y sus tier 1 como Airbus y Alestis, pero sin una intención de crear un cordón empresarial similar al sevillano. Bien es cierto que la industria aeronáutica es la única que, en la actualidad, mantiene una apuesta seria y, lo que es más importante, continuada por el empleo en la provincia de Cádiz.

Y qué decir de la Plataforma Logística del Sur ideada por la exalcaldesa Teófila Martínez. El proyecto obtuvo rápidamente la implicación del Gobierno central, pero los cambios políticos producidos en los ayuntamientos y en la Diputación el pasado mes de mayo podrían llevar al traste este ambicioso proyecto. Además, durante su desarrollo inicial, centrado en la 'venta' de la idea en diversas administraciones e instituciones, se dejó claro que la Junta ya promovía por su lado una plataforma logística de diseño andaluz, mientras que en otras zonas de la región, como en la propia Málaga, también se diseñaban plataformas empresariales, aunque de menor calado de la defendida por el Partido Popular para la provincia gaditana.

Tampoco se queda atrás la también anunciada pero nada más ITI de Cádiz. Desde la Junta expusieron que el resto de provincias se quejaban de no contar con una inversión exclusiva como la que tendría la gaditana con fondos propiamente destinados a Cádiz debido a su situación dramática de desempleo y necesidad de apuesta industrial.

De momento, mientras Sevilla y Málaga dan pasos en firme, sobre terreno sólido, la única realidad es que la industria que mejor funciona en la provincia de Cádiz es la que se asiente en el Campo de Gibraltar: potentes firmas de hidrocarburos, su puerto y el cordón industrial que le sirve de apoyo. El resto, más allá de mesas, reuniones y anuncios, sigue bailando al son de promesas, de millones en el aire.