En la provincia de Cádiz hay 136 clínicas, consultorios y hospitales registrados en el Colegio de Veterinarios pero, el número de centros abiertos al público es superior ya que el registro no es obligatorio.

Los animales de compañía inscritos en el registro de animales de compañía (RAIA) en la provincia es de 309.793, de los que 286.765 son perros y 19.451 gatos, por lo que 3.577 corresponden a otras especies como hurones y los llamados NAC (nuevos animales de compañía) como tortugas, reptiles, rapaces, etc. Estos datos son los oficiales, aunque existe un gran número de mascotas no registradas de manera oficial por los costes que esto supone.

En la provincia, el número de veterinarios autorizados para identificar animales de compañía es de 379, por lo que hay una media de dos veterinarios por centro y el personal auxiliar es de al menos una persona, aparte de peluquería y personal de limpieza, así como trabajadores de empresas que comercializan productos para salud animal. Esto hace que, de forma directa, se pueda calcular que al menos los ingresos de 2.500 familias dependen de la actividad veterinaria en la provincia. La crisis y el aumento de la presión fiscal han sido las consecuencias de una menor afluencia en los centros y el consecuente recorte salarial, que coloca a los licenciados en veterinaria como los peor pagados de nuestro país.

Se ha detectado una menor afluencia de las mascotas a las clínicas veterinarias, y en muchos casos, sólo acuden para tratamientos obligatorios. Pero es importante recordar que los animales transmiten enfermedades a las personas (zoonosis), y es ahí donde el veterinario cumple su principal función, ya que los campos principales en investigación tanto clínica como de laboratorios son el diagnóstico y los tratamientos preventivos.

Alberto Méndez Serrano, vicepresidente de la Asociación de Empresarios Veterinarios de la provincia de Cádiz (AEVECA), comenta que es importante tener en cuenta que el volumen de negocio en el campo de la clínica veterinaria, comparado con el volumen de negocio global, es mínimo, y el aporte a las arcas públicas por los impuestos aplicados a los servicios sanitarios en veterinaria es pequeño en comparación con otros sectores económicos.

Una bajada de impuestos relacionados con la salud animal en nuestro país supondría un impacto casi nulo en la economía. Pero el impacto sanitario provocado por la menor afluencia de las mascotas al veterinario en materia de prevención de enfermedades puede ser dramático, al igual que el aumento en el gasto sanitario provocado por las mismas.

Uno de los ejemplos más llamativo es la rabia, ya que España y por lo tanto la provincia, es frontera de países endémicos. En territorio nacional se han producido alertas sanitarias, en Ceuta y Melilla, por detección de perros que entran desde Marruecos y han llegado hasta la península, que han sido controlados por los sistemas sanitarios nacionales.

Otras enfermedades importantes son la Leishmaniosis, transmitida por picaduras de insectos, y la hidatidosis, producida por larvas que se hospedan en intermediarios, entre los que nos incluimos los humanos, ya que el hospedador definitivo es el perro.

En Andalucía es obligatorio una vez al año vacunar frente a la rabia y desparasitar a perros, gatos y hurones, aunque los veterinarios aconsejan desparasitar cada tres meses, al menos.

Por lo tanto, si el impacto sobre la economía es bajo, pero sobre la salud es alto, al igual que sobre el gasto público por los tratamientos a personas enfermas ¿porqué no bajar el IVA sobre los servicios sanitarios de los veterinarios? De esa forma los propietarios de las mascotas verán reducidas las "facturas sanitarias" y estarán más dispuestas a acudir al veterinario y evitar que su entorno familiar pueda sufrir algún tipo de enfermedad trasmitida por sus mascotas. Y, por descontado se crearán más puestos de trabajo y habrá mejoras salariales.