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Provincia de Cádiz

La familia de un médico atrapado en Katmandú pide su evacuación urgente

  • Guillermo Mena vivió el seísmo nada más aterrizar en el aeropuerto y sobrevivió debajo de un pilar Su padre, profesor en Algeciras, se queja del abandono de las autoridades

Guillermo Mena tiene 31 años, es médico especialista en medicina preventiva y está destinado en el Hospital de Castellón de la Plana. Se había despedido de su familia; su padre imparte clases en el colegio de la Inmaculada de Algeciras, donde reside. Se dirigía a un congreso internacional de medicina preventiva y salud pública; aterrizó sin problemas, recogió su maleta, enseñó su documentación, comprobaron su visado y entró sin mayores complicaciones a Nepal. Un minuto después, el desastre se desató ante sus ojos y terminó debajo de un pilar, junto a una azafata que no paraba de rezar y llorar. En unos segundos, su viaje había cambiado. Ahora espera la celeridad de las autoridades españolas para ser evacuado lo antes posible en una casa de la que lo único que espera es que no se desplome sobre su cabeza.

En una conversación mantenida ayer con este periódico desde Katmandú, Guillermo recordaba como todo sucedió "apenas puse un pie fuera del aeropuerto" y con una frialdad que asombra asegura que "pensaba que iba a morir; todo fue muy rápido e impactante; era un caos ya que no están preparados para algo así. Los miembros de la seguridad se atropellaban entre ellos y yo terminé debajo de un pilar del edificio con una azafata que no hacía otra cosa nada más que llorar y rezar. Afortunadamente, allí en el aeropuerto no murió nadie".

De pensar que su vida terminaba ahí, lo siguiente que pensó es que lo que sí concluía en ese mismo momento era su viaje; "tenía un curso de epidemiología que se iba a celebrar en una localidad que se ha convertido en la zona cero del terremoto, por lo que de inmediato pensé dónde ir y cómo salir lo antes posible del país".

Por el momento ha encontrado acomodo "en el edificio de una empresa dedicada a la construcción en Katmandú, donde he coincidido con otros 30 españoles, entre ellos hay mujeres y niños y lo único que tiene de bueno es que estamos juntos y que se trata de un edificio de una sola planta, con unos techos muy ligeros que no nos harán daño si se viene encima, porque las réplicas se suceden constantemente desde el primer movimiento. Aquí estamos relativamente bien, ya que nos apoyamos todos e incluso hay momentos para la risa como una forma de aliviar la tensión que estamos pasando",

La que no se alivia demasiado es en la casa de su familia. Su padre, Antonio José Mena García, ejerce como profesor en el colegio de la Inmaculada de Algeciras y en la tarde de ayer aseguraba a Europa Sur que "llevamos dos días de un auténtico infierno, tanto yo, como mi mujer y nuestro otro hijo; son días de perro porque llamamos constantemente a la embajada de España en Nueva Delhi y lo único que preguntan es el nombre y apellidos de Guillermo y su número de DNI. No quieran nada más y nosotros lo único que queremos es que nos digan cuándo lo van a sacar de ahí. No entiendo porqué unos lo han hecho ya y nosotros no".

Se trata de una sensación en la que coincide con su hijo: "es increíble como vemos que China e India han evacuado ya a una buena parte de sus ciudadanos, de una manera ordenada, tranquila y civilizada y nosotros aquí no tenemos muchas más noticias de nuestro cuerpo diplomático, salvo la cónsul de España en Nueva Delhi que dice que se va a desplazar a la zona en cuestión de horas para una evacuación que no sabemos cuándo se producirá. Mientras , la tragedia se desarrolla delante de sus ojos: "la destrucción es total y además ahora ha comenzado a llover, con lo que todo es más difícil". Por el momento, no ha sido necesario que sus habilidades médicas ayuden en la asistencia a los miles de muertos y heridos que se agolpan en sus calles, ya que "por el momento, la asistencia es buena y hay gente suficiente para prestarla; lo que están buscando son equipos que ayuden en el desescombro ya que la destrucción es total y los edificios se han venido abajo".

Lo único que espera ahora es que se cumplan las promesas "y podamos ser evacuados en las próximas horas como nos han dicho" y que no se cumplan las predicciones de su padre de que "siempre somos los últimos. No entiendo cómo es posible que el ministro de Asuntos Exteriores esté en India y no han hecho nada hasta el momento por sacar a los españoles de ahí. La verdad es que no lo entiendo". La odisea tardará en ser olvidada, pero un buen comienzo será cuando por fin puedan dejar de ver el horror que tienen delante.

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