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Provincia de Cádiz

Un turista inesperado en Sanlúcar

  • Vecinos de Monte Algaida logran reducir a un ciervo joven que llegó a la barriada tras cruzar a nado el Guadalquivir procedente de Doñana El animal fue sedado y devuelto luego a su entorno

Miguel Ángel Quevedo es uno de los dos veterinarios del Zoobotánico de Jerez con una experiencia de más de 25 años en la profesión. En este tiempo ha podido hacer varios chapús fuera de su horario laboral, como anestesiar a un toro bravo que se había escapado de su redil o dormir a un chimpancé adulto que había atacado a su propietario en Castellar. El pasado martes disfrutaba de su día libre cuando recibió una llamada de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta pidiendo su colaboración: había un ciervo suelto en la barriada sanluqueña de Monte Algaida. Era realmente una llamada de emergencia pero Miguel Ángel, por esas cosas que tiene la vocación, lo vio como una aventura, como una oportunidad para seguir aprendiendo. De ahí que no se lo pensara mucho. Cogió su maletín de trabajo y puso rumbo a Sanlúcar.

Cuando llegó a Monte Algaida el veterinario se topó con algo con que no contaba: el ciervo estaba allí, sí, con una cornamenta prominente, también, pero ya había sido reducido por los propios vecinos de la barriada. Tras correrse la voz de la presencia del turista inesperado, los lugareños primero localizaron al ciervo en la zona de los invernaderos, después lo acorralaron y posteriormente lograron amarrarlo con cuerdas que le fueron lanzando a los cuernos, hasta que acertaron. Una vez vencido por los vecinos de Monte Algaida -hombres y mujeres, adultos y jóvenes-, el animal se rindió y fue conducido a un establo, donde quedó confiscado. Después llegarían los técnicos de Medio Ambiente y el veterinario del Zoo de Jerez, muy habituado a tratar con grandes mamíferos.

Lo que seguiría después es lo habitual en estos casos: Quevedo durmió al animal con un dardo con anestesia lanzado con una cerbatana, el ciervo fue introducido en una furgoneta de Medio Ambiente y luego fue devuelto a Doñana tras cruzar el río a bordo de una de las barcazas de Cristóbal. Ya en el Parque Nacional el veterinario pinchó al venado con un antídoto que le hizo volver en sí en menos de 10 minutos. El ciervo, aún aturdido pero ileso, se puso en pie, miró dos veces sorprendido a sus captores/salvadores y volvió a su entorno habitual.

Miguel Ángel Quevedo lo tiene claro: "Los vecinos le echaron mucho valor porque el animal, aunque estaba agotado después de haber cruzado el río, seguía pesando unos 100 kilos". "Y cualquier animal con ese peso es potencialmente peligroso, y más con una cornamenta afilada", apostilla.

Según su experiencia, el ciervo tendría unos cuatro años, es decir, que estaría englobado en la categoría de subadulto, ya que estos animales suelen vivir una media de unos 20 años. Y como estamos en tiempo de berrea, no sería extraño que el animal hubiese sido expulsado de su manada por el macho predominante. Desorientado, y buscando quizás un nuevo entorno donde vivir o quizás también una pareja, el ciervo llegaría a la playa y, fruto de la curiosidad y las ganas de aventura tan propias de la juventud, le dio por conocer Sanlúcar. Pero, visto lo visto, nadie cree que quiera volver.

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