Podría decirse que a Marina Murillo, de 26 años y nacida en San Fernando, las cosas no le han ido mal. Podría, pero estaría mal dicho, porque a ella las cosas no le 'han ido' sino que ha hecho lo posible por gobernarlas. Hace dos años, Marina apareció en estas páginas por haber obtenido una beca de la Caixa en premio a su expediente académico, el mejor entre todos los licenciados universitarios españoles en 2010. El verano pasado, fue una de los que se negaron a dar la mano al ministro de Educación, José Ignacio Wert, al recoger su premio nacional de fin de carrera como licenciada en Matemáticas. No es que sea una revolucionaria, pero dice que hizo ese gesto por su indignación con "lo que está pasando con la enseñanza", y afirma que "lo que está haciendo la clase política con la gente que quiere estudiar es de vergüenza".

Marina sigue gobernando bien su formación, aún le quedan dos años de la beca de doctorado en la Universidad Politécnica de Valencia, y ha tenido ya la oportunidad de dar clases, una experiencia que le ha "encantado". Le queda tiempo para trabajar en su tesis y afirma que se ve en el futuro compartiendo investigación con enseñanza"a pesar del retroceso impresionante en el siglo en que vivimos". Se lleva las manos a la cabeza al ver el panorama: "Lo veo en la gente a la que he dado clase, gente con todo aprobado que no puede estudiar. Y no es que sea culpa de este gobierno sólo. También le corresponde al anterior". Recuerda la futura profesora isleña cómo hace dos años dijo en aquella entrevista que no creía que el gobierno del PP pudiera hacerlo peor que el de Zapatero: "Me equivoqué, y mucho".

A pesar de que ve cómo muchos de sus compañeros de carrera, que quieren dedicarse a la enseñanza, tampoco pueden porque no se convocan plazas, y de ser consciente del nivel de paro entre los licenciados españoles, Marina se reafirma en una convicción: "El que diga que estudiar fuerte y sacar buenas notas no sirve de nada se equivoca. Es verdad que antes los mejores siempre encontraban trabajo, y hoy se tienen que ir fuera, pero ser de los mejores ayuda mucho".

El extranjero aparece como remedio. Muchos de sus compañeros se han tenido que ir "porque aquí no encuentran nada". Y aunque le gustaría quedarse, lo ve difícil. "En España no se convocan becas postdoctorales. Supongo que me tendré que ir en 2015. Y es envidiable el trato que nos dan por ahí fuera, así como la preocupación de los políticos por la educación". Conclusión: "Lo peor es la desesperanza. Antes estudiabas para asegurarte el futuro ¿pero ahora? No quiero ser superpesimista, hay que seguir esforzándose y buscar que la mínima oportunidad sea para ti".