El PSOE de Cádiz abrirá pasado mañana no sólo el proceso de celebración de asambleas locales para elegir a sus delegados al congreso provincial del 20 de enero sino que, de facto, inaugurará una etapa crucial con varios e importantes frentes abiertos que desembocará en las elecciones andaluzas de marzo y que vendrá a agravar o a aminorar la división interna en el partido que dirige Francisco González Cabaña.

El pistoletazo de salida a esta carrera de obstáculos se dará con las asambleas locales que las diferentes agrupaciones socialistas de la provincia celebrarán entre el 9 y el 15 de enero y en el que se elegirá a los casi 500 delegados que tendrán derecho a voto en el congreso provincial anunciado para el 20 de enero. En ese cónclave, los socialistas gaditanos elegirán a sus 26 representantes que estarán acreditados en el congreso federal de principios de febrero en Sevilla y en el que se producirá el relevo de José Luis Rodríguez Zapatero en la secretaría general del partido.

Para determinar si al congreso provincial del 20 de enero concurrirán una o dos listas habrá que esperar a conocer los resultados de las asambleas locales y, sobre todo, la propuesta de delegados que elevará a ese cónclave la dirección del PSOE de Cádiz. Si el equipo comandado por Cabaña elabora una lista en la que estén representados oficialistas y críticas, aún habría una mínima opción de alcanzar el consenso. Pero, a la vista de los acontecimientos vividos el año pasado en la familia socialista gaditana, la lógica apunta a que dentro de 13 días dos candidaturas se jugarán la supremacía en el PSOE de Cádiz: por un lado estará la dirección provincial, que tiene decidido su respaldo a Alfredo Pérez Rubalcaba, y por otro estarán los partidarios de Carme Chacón, liderados por el portavoz socialista en el Ayuntamiento de San Fernando, Fernando López Gil. De no haber una lista unitaria, estos últimos buscarán en ese congreso provincial el respaldo mínimo del 20% que les garantizará tener una cuota de representación en el cónclave de Sevilla.

Un elemento importante a tener en cuenta es que, al menos hasta la fecha, la dirección andaluza del PSOE no se ha decantado por ninguno de los dos aspirantes a relevar a Zapatero. Esa posición equidistante tiene frenados a un número importante de dirigentes socialistas, que esperarán hasta última hora para ver si Griñán enseña o no sus cartas antes de decantar el sentido de su voto.

Casi en paralelo a todo este proceso, los socialistas de la provincia tendrán que encarar otro proceso que se presume a priori igualmente tortuoso y que servirá para designar a su cabeza de lista al Parlamento de Andalucía en las elecciones autonómicas de marzo. Las estrategias de ambos bandos están claras a día de hoy: la dirección provincial cree que en ese puesto debe ir Luis Pizarro y los griñanistas se decantan por que ese número uno sea para el único consejero de la Junta que tiene hoy la provincia, es decir, Francisco Menacho. Lo que decida en su momento la dirección del PSOE andaluz vendrá a determinar si se abren o no más grietas entre los socialistas de la provincia.

Pero, por si todo esto fuera poco, queda aún un tercer frente por resolver y que se localiza en la portavocía del grupo socialista en la Diputación. Antes de las fiestas, Cabaña ya anunció que a mediados de enero renunciaría a su acta. Si eso se confirma, sus partidarios (con Pérez Peralta al frente) y la alternativa que representan López Gil o Irene García están llamados a disputarse ese puesto.

Son muchas citas claves antes de que dentro de dos meses y medio se celebren unas elecciones andaluzas que son vitales para el futuro del PSOE. Para junio quedará otra patatacaliente: el relevo de González Cabaña al frente del partido en la provincia de Cádiz.

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