Provincia de Cádiz

En la esquina más hermosa

  • José Aguilar, jefe de Opinión del Grupo Joly, recibió de sus paisanos el Racimo de Oro, una institución creada en 1967 y que siempre se hace coincidir con las fiestas patronales y el Concurso del Racimo de uva

Un cuarto de siglo después, Steven Spielberg sigue dirigiendo películas y Manuel Diánez sigue de concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Trebujena, con un paréntesis de por medio. El destino los unió a los dos cuando el cineasta eligió el municipio gaditano del  marco vinícola de Jerez para rodar en estos pagos El imperio del sol, adaptación de la novela homónima que J.G. Ballard ambientó en el Shangai de la II Guerra Mundial. La noche del martes se rodó en Trebujena El imperio de la luna. Una luna llena, poderosísima, testigo de excepción de la 57 edición del Concurso de Racimos y de la imposición a José Aguilar Villagrán, jefe de Opinión del Grupo Joly, del Racimo de Oro instituido en 1967.

La fiesta tiene su liturgia. José Aguilar (Trebujena, 1948) fue pregonero de los Carnavales de su pueblo en 1981, el mismo mes del 23-F que lo fue Rafael Alberti en los de Cádiz. El poeta de El Puerto figura en la ilustre nómina de receptores del Racimo de Oro a la que se incorpora Aguilar, primer periodista que lo recibe, como se encargó de recordar Manuel Cárdenas (IU), alcalde desde 1994. Su predecesor, Juan Oliveros, anunció el final de su segunda etapa en la alcaldía durante la celebración del concurso del Racimo al que en esta ocasión han concurrido 19 variedades de Palomino y seis de Pedro Ximénez.

Aunque Pepe Aguilar, como le conocemos sus amigos y le llaman sus paisanos (ambas palabras se hicieron sinónimos la noche del martes) habló en su emotiva intervención de los estragos del tiempo, Trebujena ha mostrado una férrea resistencia a esos traqueteos de Cronos. De 1494 consta la Carta-Puebla de la localidad, como se certificó en investigación realizada por el medievalista Manuel González Jiménez. Las Casas Consistoriales datan de 1862, y fueron restauradas en 1984. La Banda Municipal cumple el próximo año siglo y medio de historia. El único caso de fugacidad es el pregón del Carnaval.

Aguilar pronunció el primero. Dos años después, el de Fernando Quiñones suscitó tanta controversia que no volvió a celebrarse. Pero es en el Carnaval donde se proclaman la reina y las damas de honor que seis meses después acompañaron a la Corporación y al nuevo Racimo de Oro al escenario de La Toya, un antiguo vertedero convertido en parque por el Ayuntamiento en uno de sus más ambiciosos proyectos.

Desde el Ayuntamiento hasta La Toya, Aguilar era saludado y felicitado por los vecinos que se asomaban a las casas de la calle Sanlúcar. El alcalde, en su intervención sin un solo papel, hablando de memoria y de emoción, dijo que esos racimos de uva que iban subiendo al escenario, una suerte de hórreo griego, estaban llenos de "infinita gratitud, de infinito reconocimiento" hacia el paisano premiado, que al ser del lugar "no hace falta explicarle lo que es el concurso de racimos".

Aguilar dejó claro que no pretendía concursar. La única condición que el periodista le puso al alcalde cuando tuvo conocimiento de su nominación fue que se hiciera por unanimidad. Hasta la Provenza francesa, donde pasaba unos días de asueto con Mimi, su mujer, y sus amigos Félix y Mari Ángeles, presentes en el acto, le llegó la noticia de que todo el pleno daba el visto bueno. Y del pleno esa unanimidad se trasladó al parque con la gran ovación de todo el público puesto en pie cuando Aguilar remató la faena.

Salvo los nombres propios de Azaña y Neruda, los demás eran de su familia: su padre, el Tito, "el viejo más joven de Trebujena", que lo llevaba en moto a Jerez a los exámenes de bachillerato "y ya quería yo ser periodista", su madre, Pepita Jesús, allí arriba junto a la luna primorosa, sus hermanos, los amigos de su quinta, "hijos del Avecrem, el Dúo Dinámico y los apagones de invierno", secuela de los postes del tendido derribados cuando la lluvia inundaba la marisma. Su familia política, encarnada por Mimi (apócope cariñoso de Micaela), su mujer, "la persona más importante de mi vida, que me dio fuerza para cambiar las cosas que se podían cambiar, serenidad para las que no se podían cambiar, inteligencia para distinguir unas de otras".

A Pepe le salió la columna más hermosa. Una Esquina oral, pregonada sin pregón, con las uvas sin la ira y el Racimo que ya tienen Marcelino Camacho, Carlos Cano, Caballero Bonald, Antono Gala, Manolo Sanlúcar, Almudena Grandes o Luis García Montero.   

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