Cultura

El Festival de Cine Africano regresará a Tarifa en mayo y hará escala en Tánger

  • La organización decide volver a su punto de partida después de celebrar cuatro ediciones en Córdoba La falta de apoyo municipal es por segunda vez la causa de su reubicación

Una auténtica sorpresa. El Festival de Cine Africano de Tarifa (FCAT) regresa a su punto de partida después de un periplo de cuatro años por tierras cordobesas. El 17 de diciembre de 2011 este diario recogía la noticia de su despedida tras ocho ediciones en la ciudad de la luz campogibraltareña. La organización envió ayer una convocatoria a los medios de comunicación avanzando que este lunes se informará en rueda de prensa sobre los detalles de "su vuelta a Tarifa".

Sin lugar a dudas la noticia fue acogida con gran expectación y aunque desde la organización y el Ayuntamiento de Tarifa no se quiso dar más detalle, a la espera de la rueda de prensa, sí se desvela que el FCAT tendrá doble sede: Tarifa y Tánger. Tendrá una duración de más de una semana, desde el 26 de mayo al 4 de junio. Además, curiosamente, será la edición decimotercera, una cifra que no es ajena a la superstición.

El festival no lleva el nombre de la ciudad tarifeña por casualidad. Nació en ella y durante ocho ediciones, entre altibajos, se mantuvo hasta que la "operatividad" y "nuevas vías de financiación" motivaron su traslado a Córdoba, donde ha permanecido desde 2012 hasta el pasado año. El FCAT se erige como la principal plataforma de referencia en el ámbito hispanohablante para los cines africanos y de Oriente Medio.

Para los cordobeses, como en su día para los tarifeños, fue un jarro de agua fría conocer que la organización decidía hacer las maletas y marcharse. En ambos casos la falta de apoyo municipal ha sido un factor casi principal para la huida. En la presentación del próximo lunes en Tarifa, además del alcalde, Francisco Ruiz, estará el diputado de Cultura de la Diputación de Cádiz, Salvador Puerto, lo que deja entrever que las administraciones tenderán la mano a esta vuelta. Además estará el portavoz de la universidad de Tánger-Tetuán, Tahar El Quor; así como la directora del FCAT, Mane Cisneros; y el director del FCAT en Tánger, Hicham Falah, constituyendo éste último también un gran novedad, de ahí la importancia de la doble sede.

La marcha de Córdoba se hizo pública el pasado 21 de enero a través de El Día de Córdoba, hace apenas una semana. La causa en este caso fue la retirada de la subvención de 50.000 euros del Ayuntamiento cordobés. En este caso no había caretas ni especulaciones, el apoyo municipal desapareció. Cisneros no había recibido comunicación oficial, pero bastaba con ver que no había partida para el FCAT en los presupuestos. "Hemos pasado prácticamente seis meses escribiendo correos, pidiendo reuniones...pero jamás se ha contestado y al final nos hemos tenido que rendir a la evidencia", relataba la directora.

Defendía ante la triste noticia que el proyecto es "demasiado importante, demasiado único, es el único evento del ámbito hispanohablante que trabaja con los cines de África, y como equipo no podíamos dejarlo morir". Entonces ya lanzaba la pista de que andaba la organización negociando la nueva ubicación.

No dejó de reconocer que Córdoba fue la ciudad que permitió que el festival siguiera vivo "en momentos de dificultad". En esta ciudad se celebraron tres ediciones en otoño y la última el pasado marzo de 2015.

En una entrevista concedida en el año 2012, Cisneros confesaba en el diario del Grupo Joly en Córdoba que esa ciudad iba a ser "el mejor de los escenarios que un festival como éste podía imaginar". Lamentaba entonces que había perdido "el Estrecho, el mar y la costa africana", en referencia a Tarifa. Entendía entonces la directora que la ciudad cordobesa cumplía todos los requisitos para ofrecer "este regalo" al mundo de los festivales, apuntando además que significaba encontrar "por fin el lugar idóneo". No dudó tampoco en afirmar que "el festival va a ganar mucho más de lo que pueda perder habiendo dejado Tarifa. Precisamente indicó en esa entrevista que en la octava edición, celebrada en la ciudad campogibraltareña, se había contado con un presupuesto de 620.000 euros, cantidad que incluía todo el trabajo de la organización realizado a lo largo de todo el año.

El destino es caprichoso y tras la triste marcha asoma este feliz regreso. Y es que como en el caso reciente de Córdoba, en Tarifa el Ayuntamiento tuvo mucho que ver. En una entrevista concedida a Europa Sur, en mayo de 2008, la directora ya daba muestras de las dificultades económicas sosteniendo que "el festival va a seguir en Tarifa, pero el Consistorio debe poner algo de su parte". Estaba finalizando entonces la quinta edición y demostraba que el certamen se había consolidado como referente del cine africano y de fuera del continente.

Uno de los handicap que tenía la ciudad tarifeña era la falta de espacios, convirtiendo en salas de cines puntos tan peculiares como el castillo Guzmán el Bueno, el mercado de abastos o el colegio Guzmán. Hoy día ya se puede contar con el teatro Alameda, que es un punto neurálgico de la cultura tarifeña actual y que entonces estaba cerrado.

El festival de Tarifa vuelve a su origen, por lo que son días de celebración. Hay que dejar atrás los años de compromisos vacíos y de acuerdos que nunca llegaron a ser, como aquel que firmó el entonces alcalde, Miguel Manella, con Cisneros el 15 de abril de 2011, justo el año que anunció la organización su marcha. En este convenio no sólo se daba carácter bianual sino que se eliminaba aportación alguna municipal. Quedó en saco roto.

Ahora se fija un nuevo horizonte y los detalles económicos y de viabilidad tendrán que conocerse el próximo lunes.

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