Cultura

La travesía de los sin patria como instantánea esquiva de la guerra

  • 'Entre Fronteras', de los periodistas Sara Cantos y José Luis Sánchez Hachero, acerca a Cádiz desde ayer el drama de los refugiados

Las bombas no sólo dejan fotografías sangrientas, edificios derruidos y niños llorando, también acarrean consecuencias migratorias nefastas. Miles de familias de Oriente Medio se ven obligadas a escapar de las guerras de Siria, Iraq o de los múltiples atentados de Pakistán. Su tierra prometida no es otra que Europa, pese a que una vez dentro de sus fronteras les espera otra odisea. La exposición 'Entre Fronteras', de los periodistas Sara Cantos y José Luis Sánchez Hachero, pretende inmiscuirse a conciencia en la sensibilidad ciudadana, convertir en vidas humanas lo que a menudo no son más que cifras.

Precisamente, el castillo de Santa Catalina acogió ayer por la tarde la inauguración de esta exposición de 74 imágenes, además de un vídeo, que explica las dificultades existentes en las rutas migratorias hacia Europa, haciendo especial hincapié en la entrada a través de Grecia, en Iraq e incluso en Tarifa, recordando así la cercanía fronteriza del dilema migratorio. La comisaria de la muestra, Sara Cantos, no cree que la llamada crisis humanitaria sea novedosa y entiende que lleva existe desde hace años, con la diferencia de que ahora llama a las puertas de Europa. "Nos movemos por la actualidad, por la inmediatez, por 140 caracteres, por los trending topics y nos quedamos en la superficie. Con esto intentamos escarbar un poco más y enseñar más. Falta conciencia y sobran estereotipos", afirma Cantos.

Sánchez Hachero y Cantos desde hace unos años cuadran sus agendas en vacaciones para acercarse hasta lugares como Iraq, Bangladesh o Grecia para contar historias y trabajar sus conciencias. Sus recuerdos en forma de cicatriz les traslada directamente a Lesbos (Grecia). Quizás por proximidad en tiempo, estuvieron allí a la par que se cometían los atentados en la sala de Bataclán, o espacio, lo cierto es que ambos quedaron marcados por la continua llegada de embarcaciones procedentes de Turquía con gente que huye de las guerras.

"Las de Lesbos son las fotos más emocionantes. Emocionan, porque ves cómo vienen afganos que no han visto el mar en su vida y les dan el mando de la zodiac y les dicen que apunten para Lesbos y se vayan. Vienen bebés y hasta abuelos, qué ganas puede tener un afgano de 80 años de ir a Europa. Parece que la guerra es allí endémica. No es allí, están aquí y van a seguir viniendo", expone Hachero. La idea de la salvación encarnada en Europa proyectada por los refugiados es algo que horroriza a estos periodistas y que les sirve para imaginarse qué dejaron atrás estos apátridas.

Como fotografías particulares resaltan las de unos afganos que se hicieron selfies conforme pisaron suelo griego, la imagen de una patera con hombres de barba prominente que se recluyeron en su rezo nada más arribar a la playa, y las instantáneas de familias exhaustas y en shock sumiéndose en un llanto. Especialmente subrayan una fotografía que consideran ilustrativa, en la que se percibe una playa completamente roja por la cantidad de chalecos salvavidas abandonados sobre la arena, dejados allí por los refugiados. "Queremos en la foto ver quiénes vienen, qué caras tienen", argumentan

Los éxodos masivos traen consigo historias para narrar pero para olvidar. Estos dos periodistas no pueden evitar acordarse de un hombre procedente de la ciudad destruida de Kobani (Siria) que encontraron en la isla de Chios (Grecia). "Estaba amarillo, tirado en el suelo, subiendo una cuesta enorme. Estaba tumbado en el suelo, no podía más. Nos explicó que tenía cáncer de hígado, que se le había extendido y que iba a Alemania para ver si alguien le ayudaba porque en Kobani ya no había médicos", les confesó este sirio.

A Iraq fueron en 2014, visitaron la zona del Kurdistán iraquí y comprobaron el momento en el cual el Estado Islámico ya era una amenaza presente en los periódicos. Hachero recalca el retrato de un ciberactivista iraquí "en una tienda de campaña con su ordenador, su router y con su smartphone que se dedicaba a atacar al Estado Islámico".

Las crónicas de este drama social a escala mundial podrán verse en Santa Catalina hasta el 17 de mayo.

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