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Miguel Poveda. Cantaor

"Me motivan los proyectos que me hacen crecer como ser humano"

  • El intérprete catalán canta a los poetas en 'Sonetos y poemas para la libertad' que se publica el martes. El artista ya tiene cinco citas en el Teatro Falla el próximo noviembre.

Miguel Poveda (Barcelona, 1973, criado en Badalona) tiene un pellizco en el estómago. Premios al montón, seguidores por miles, más de una decena de discos publicados y la certeza de ser una de las figuras más influyentes del flamenco actual (a pesar de los ires y venires de la ortodoxia con su cante) no le aflojan el nudo instalado bajo sus costillas ante el lanzamiento de un nuevo trabajo.

Y es que el próximo martes sale a luz Sonetos y poemas para la libertad, un disco donde Poveda canta una selección de obras de poetas de todos los tiempos y estilos. De Alberti a Borges, de Quevedo a Luis Eduardo Aute, de Lope a Ángel González... Una nueva apuesta en una trayectoria que el propio artista califica de "arriesgada". Porque Poveda habla de riesgo pero, también, en su discurso estallan palabras como compromiso, belleza, cultura. Poesía, al fin y al cabo. La de un compacto que compartirá con su público esta próxima semana, en la que firmará discos en la FNAC de Sevilla, el mismo día 17, en la sede de Málaga, al día siguiente y que se podrá escuchar en directo en el Gran Teatro Falla el próximo noviembre.

-Parece que 'Sonetos y poemas para la libertad' pivota sobre tres nombres, el suyo, el de Pedro Guerra y el de Luis García Montero, ¿es así?

-Bueno yo a ese tridente le sumaría y destacaría sobremanera a Joan Albert Amargós, que ha englobado todo este trabajo con los arreglos que ha hecho y sus aportaciones musicales, que merecen mención aparte, yo es que soy muy admirador de él, hace auténticas genialidades... Y también destacaría a Chicuelo, que aporta, junto conmigo, el sonido flamenco a la par de haber hecho música para sonetos como Para la libertad, el Desmayarse, atreverse, de Lope de Vega, también le puso música a un soneto de Sabina en homenaje a Enrique Morente... Así que ellos, bueno, todos los músicos pero destacan ellos, tienen una labor muy importante en este disco, además de Pedro Guerra y García Montero.

-Rescata versos de todos los tiempos y de los más variados autores, incluso, contemporáneos. ¿Cuál fue el criterio de selección?

-Yo no sé realmente el criterio que siguió García Montero que fue quien escogió las piezas que envío a Pedro Guerra para ponerles música, y él me las mandó a mí. Envió como unos 30 sonetos... Pero el criterio, de todas maneras, también lo varié yo poco a poco aportando sonetos que quería cantar... De todas formas, todos hemos tenido mucha libertad a la hora de elegir. No nos hemos ceñido a una temática en concreto puesto que en el momento en que yo le digo a Pedro Guerra que tengo algunos sonetos musicados y que me gustaría grabar, le hago algunas sugerencias como que me haga uno él mismo o le sugiero incluir a Rafael de León... No sé, todos hemos sido muy libres, no hemos tenido ningún criterio definido, sólo escoger sonetos cargados de belleza y emocionantes, y nada más.

-En estos tiempos, que yo ya no sé si son buenos o malos para la lírica, ¿qué significa volver la cara hacia la poesía?

-Significa un compromiso con la cultura, un compromiso con la belleza, un compromiso con poetas que alimentaron la historia de nuestro país y de nuestro mundo. Desde Federico García Lorca, pasando por Borges, Quevedo, Lope de Vega, Alberti, Miguel Hernández... Yo creo que son figuras y nombres que hay que recordar siempre y tomar conciencia que forman parte de nuestra historia y de nuestra riqueza cultural para que las generaciones venideras sigan sabiendo de la existencia de tanta belleza y compromiso de estos hombres.

-¿Ése ha sido el motor que lo ha movido para sacar adelante este proyecto?

-Es uno de los elementos pero, sinceramente, el motor principal, cuando me enamoro del proyecto, es a medida que Pedro Guerra me envía los sonetos y me doy cuenta que quiero hacer un trabajo así. El primer soneto que él me envía fue justo cuando estaba a punto de grabar Artesano. Me mandó un soneto de García Lorca, El poeta pide a su amor que le escriba, por si me encajaba en algún trabajo y yo le dije que era bellísimo, que me encantaba, pero que en ese momento lo que quería hacer era un disco flamenco, pero que si en un futuro me encajaba pues lo metería en algún trabajo, por supuesto. Pero él, a partir de que le dije que me gustaba, empezó a enviarme más y a contarme que con Luis García Montero ya tenía hecha una selección. Y a medida que él me va enviando piezas me doy cuenta que quiero hacer un disco así.

-¿Qué encontró en esos sonetos y poemas?

-Encontré belleza, emociones y se me activó la necesidad de cantarlos, de entrar en un viaje en el que sabía que iba a aprender mucho, porque a mí me motivan los proyectos que me hacen crecer como ser humano. Lo que más me mueve de cualquier proyecto es que pueda aprender, que me vayan sumando a mis conocimientos. Y aquí encontré una vía nueva para aprender y para emprender un viaje de emociones.

-¿Recuerda cuál fue el primer poema de su vida o, al menos, el que más le marcó?

-Ay, no recuerdo con exactitud... Pero sí te puedo decir que me nace la afición a partir de que en el año 1997 me invitan a cantar a la Universidad de Bolonia, en Italia, para hacer un trabajo sobre los poetas de la Generación del 27, y ahí entré en contacto con muchos autores y poemas y les fuimos poniendo música. Sí recuerdo, también, los primeros poemas a los que le puse música, mía propia, porque antes los adaptaba a los palos del flamenco, y empecé a atreverme con José Ángel Valente, poeta de Almería, y con Gil de Biedma. Al final de José Ángel Valente, que fue el primero, todavía no he grabado nada... Me queda pendiente.

-Por cierto, con quien repite es con Alberti. Aunque es su primera vez con 'Guerra a la guerra por la guerra', ya cantó otros poemas del gaditano en 'Poemas del exilio'.

-Sí, un trabajo precioso, pero ya esa música no era mía, esa se la puso Enric Palomar. Pero es cierto que cuando Pedro me manda Guerra a la guerra por la guerra me vuelvo a encontrar con el Alberti del exilio, ese poeta angustiado por la guerra y, desgraciadamente, yo que estoy, como tanta otra gente, sensibilizado con lo que ocurre en el mundo, con la barbarie, con la violencia, pues te das cuenta que este poema sigue vigente por tanta guerra absurda que aún vivimos y por las imágenes tan tremendas y duras que seguimos viendo y viviendo día a día. Por estos motivos lo elijo como single, porque Amargós tenía otras preferencias y Chicuelo, otras también, pero yo creía que tenía que salir con algo así, con algo contundente y reivindicativo porque, no sé, en ocasiones me da vergüenza el ser humano en ese aspecto y creo que hay que concienciar a la gente de que no somos animales, bueno, a veces los animales nos dan lecciones y son mejores que nosotros. Yo lo veo con mis perros que, podríamos decir, son dos grandes personas (ríe).

-Hablando de sus perros, ¿es cierto que uno de ellos se llama Bublé por Michael Bublé?

-Sí (ríe) Lo adopté hace poco a través de una fundación de Sevilla que conocía cuando hice un calendario para denunciar lo que hacían con los galgos y para protegerlos y apoyar la cuestión de adoptar antes de comprar. Y cuando llegué allí me enamoré de este perro que es una mezcla de labrador con galgo, así, blanquito, precioso, y me lo llevé. Aparte también tengo otro que se llama Tango por la afición que tengo por el género.

-Volvamos al disco. Qué bien arropadito anda, también, a nivel de colaboraciones.

-La verdad es que he tenido mucha suerte. A Ana Belén la invité cuando coincidí con ella en el festival Starlite, de Marbella, el año pasado y cuando decidimos qué íbamos a cantar a mí se me ocurrió el Donde pongo la vida, un soneto de Ángel González, porque yo quería ir rodando los sonetos en el directo antes de grabarlos, y ya después de haberlo cantado en Marbella le dije a Ana Belén que quería que ella estuviera en el disco y ella, como es tan encantadora y nos tenemos tanto cariño, pues accedió. Pero luego se me ocurrió lo de Miguel Ríos porque Pedro ya me había comentado que ese soneto ya lo había grabado él y que había hecho un trabajo sobre Ángel González, con lo cual me parecía oportuno que estuviera ahí, aparte porque soy muy fan de Miguel Ríos y yo me escuchaba mucho su versión. Así que lo llamé y accedió aunque un poco más reticente pero porque decía que él no quería estropear nada, ¡fíjate! Y la verdad es que estoy muy contento porque siempre había hecho duetos pero nunca había cantado, así, a trío, y con esos dos grandes de la música pues... ¡Imagínate!

-¿Y Sabina?

-Pues en su caso es porque tenía un soneto dedicado a Enrique Morente, que para mí es el artista del flamenco con el espíritu más grande de libertad en el arte y con un gran compromiso e interés por la poesía, por la literatura y por otras músicas que me ha hecho tomarlo como ejemplo siempre en mi trayectoria. Y ese espíritu de libertad lo quería reflejar en el disco con ese soneto hecho por Sabina y cantarle los dos a Morente; y Chicuelo le ha hecho una música de seguiriyas con batería emulando, un poco, a la obra que hizo Enrique con Omega, salvando por supuesto las distancias, con el objetivo de reivindicar la figura de Enrique como un espíritu libre.

-¿Hay más 'vestidos' flamencos en el disco?

-El aire más flamenco se lo hemos dado Chicuelo y yo con esa seguiriya pero también yo le puse una música de bulerías en tonos menores a un poema del poeta de Antequera José Antonio Muñoz Rojas, que tuve la oportunidad de conocer y, luego, Para la libertad también tiene una parte que entra por bulerías. Y, bueno, los sonidos que vienen conmigo por mi formación de cantaor y mis giros, que no los puedo disfrazar, ni los quiero mutilar.

-¿Cuesta cambiar de registro?

-No sé... Yo siento y hago mío lo que canto. El chip cambia de forma automática, no es algo que tengo que forzar ni nada. La melodía, la temática, me van llevando a un sonido o a otro y los voy impregnando para darle el colorido que requiere la pieza con total naturalidad. No sé si suena eso un poco feo o pedante, pero no tengo que hacer un esfuerzo, sale de forma natural, es algo más intuitivo.

-¿Hace falta una renovación en las letras del flamenco? ¿Se atreverá usted a componer, por ejemplo, un trabajo completo?

-Sí, a ver, yo le hecho un poquito en Artesano. Aporté alguna letra nueva y reivindicando la convivencia de los diferentes estilos de cante, sin distinción de razas ni de procedencia y alabando de la misma manera a Mairena como a Marchena, creando vínculos, no muros... También la bulería sobre la crisis o la minera a Pencho Cros... Alguna cosa voy atreviéndome a hacer pero, realmente, le tengo mucho respeto a la poesía popular que tiene el flamenco, hay letras tan bien hechas... Pero es cierto que sería bueno que salieran más autores que siguieran esa línea de poesía popular del flamenco pero con temas renovados y tratando temas actuales y de nuestro tiempo.

-A pesar de que ya son ya más de una decena de discos publicados, ¿sigue sintiendo algún tipo de nervios o expectación los días previos a que un nuevo trabajo salga a la calle?

-Sientes como un pellizco en el estómago porque cada obra que he hecho es muy distinta la una de la otra y siempre son un poco arriesgadas, tanto por si es un disco de flamenco tradicional, porque no te lo suelen poner en las radios, aunque Artesano funcionó muy bien, llegó a ser Disco de Oro, o, como ahora, con un disco de sonetos, con una música totalmente distinta que a veces tiene sonido de pop o de rock. Así que ese pellizco, lo tienes. En este caso, tengo, por un lado, la felicidad de que ahí hay un buen trabajo hecho, que la obra musical de Amargós es magistral, que la música de Pedro Guerra es una belleza, que Montero ha hecho una selección preciosa y que yo he cantado como he podido, por eso tengo muchas ganas de compartirlo con la gente pero, aún así, uno nunca sabe qué va a pensar el público... Total, como te decía, pellizco en el estómago.

-¿Vendrá a Cádiz con este disco?

-Sí, a final de año tengo cinco días en el Teatro Falla. Exactamente, del 5 al 9 de noviembre estaré allí con este trabajo, así que aún falta un poquito. Y no sabes el cariño que le tengo a Cádiz y lo que me gusta desde siempre la ciudad y los cantes de Cádiz.

-Mentaba hace un momento al riesgo. ¿Siente que su nombre rima con esa palabra?

-Sí, claro, totalmente, porque sin riesgo no hay aventura, no hay vida. Si no hay riesgo uno se siente estancado y las aguas estancadas se ponen verdes y yo quiero que mis aguas sean cristalinas. Aunque a veces me equivoque, aunque me tropiece y me caiga, el agua tiene que fluir.

-Libre

-Por supuesto, ante todo, libre.

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