José Manuel Seda. actor

"Me gustaría pensar que el concepto de las dos Españas ha evolucionado"

  • El sevillano se pondrá mañana en la piel del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez en la obra 'El encuentro. La noche más frágil de la transición'.

-En 'El encuentro. La noche más frágil de la transición' usted se pone en la piel del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez durante la jornada del 27 de febrero de 1977, en la que se mantuvo un encuentro con el secretario general del PCE Santiago Carrillo. A partir de aquí arranca esta obra cargada de historia...

-Sí sí, la reunión secreta que mantuvieron los dos, aunque llevaban ya muchos meses de contacto a través de terceros. Llevaban bastante tiempo intentando encontrarse hasta que el encuentro ya se produjo.

-A pesar de que esta función parte de unos hechos y personajes reales, los espectadores que asistan mañana al teatro municipal Pedro Muñoz Seca no se encontrarán ante una clase de Historia. ¿Es esto más difícil de representar que la realidad?

-Los hechos y los personajes son absolutamente reales, lo que no tenemos es constancia exacta de lo que se habló allí. Pero esta reunión se produjo. Y de lo que se habló sólo se tiene referencia, no con exactitud, pero bueno, de ahí salió el compromiso de legalizar el Partido Comunista de España, claro, a través de cesiones por las dos partes. Casi todas por los comunistas, que tuvieron que aceptar al Rey, la Monarquía, la bandera... Renunciar a muchas de sus pretensiones.

-Debido a que se parte de un hecho histórico, el margen de improvisación tendrá que ser mínimo...

-Hombre, improvisar en el teatro cuando el texto está escrito... Toda obra se te puede ir en algún momento, pero el texto, digamos, es la referencia, de ahí no te puedes... Puedes intentar retomar de alguna manera por algún sitio que a ti te parezca... Si no el compañero ya, también te dirá por dónde retomar. Sabes más o menos de lo que estás hablando, se te pude ir un momento el santo al cielo, pero de alguna manera sabes dónde estás y retomas desde ese punto. La obra es ficción y lo que se habló allí es una recreación que el autor ha escrito maravillosamente de lo que pudo suceder.

-La idea original partió de la mente de Eduardo Velasco, quien se puso primero en la piel de Santiago Carrillo, aunque el texto es de Luis Felipe Blasco. ¿Cómo vivió la marcha de su compañero?

-Después de tantas funciones en las que estuve con Eduardo siempre que venga un actor nuevo te hace estar también un poco como más vivo, más pendiente. Porque te hace afrontar al personaje desde distintos lugares y, claro, desde mi personaje que de alguna manera tiene que conquistar al personaje de Carrillo, convencerlo de que la mejor manera de llegar a la democracia es la que él propone, pues te hace usar otras estrategias como actor.

-Para este pase en El Puerto tanto usted como su compañero, Josean Bengoetxea, estarán acompañados en el escenario por 160 espectadores. Sin lugar a dudas, el mejor ambiente...

-Es una maravilla. A mí me parece perfecto, porque cuando estuvimos en el Teatro Español aquí en Madrid, que el aforo es incluso menor, es una sala que no sé si alcanza los 140 espectadores, y bueno, esa intimidad, ese recogimiento que te produce un espacio tan recogido... A esta obra le viene estupendo. Es casi como si el espectador estuviera mirando por la mirilla de la habitación y contemplando, de alguna manera espiando lo que estaba sucediendo allí.

-En el momento que ocurrió este encuentro, hace hoy justo 38 años, usted contaba sólo con 8 años de edad, ¿cómo vivió esta situación siendo tan pequeño?

-Con mucho interés. No sé por qué viví con mucho interés todos los movimientos políticos que sucedían en España siendo tan chico. Me acuerdo, además, que me tragaba las sesiones de las Cortes y en fin... Cada uno... No sé por qué me interesaba tanto la política. Que luego fíjese cómo ha degenerado... Estaba muy atento a todo lo que sucedía. Un niño desde chico no se plantea cosas como la libertad. Luego es verdad que cuando lo ves con distancia, dices: "Buaf, vaya la que se estaba organizando allí. Vaya lo que estaba ocurriendo". Lo veía con unos ojos de curiosidad y decía: "Aquí está pasando algo, la muerte de Franco...". Estás viviendo un momento histórico que no comprendes muy bien, pero que cuando pasan los años te vas enterando de lo que viviste.

-En esta función de lo que se trata es de "desmenuzar la evolución de los valores de las dos Españas, sus puntos en común y sus disonancias". Tal y como se encuentra la situación actual, ¿está España más dividida que nunca?

-Me gustaría pensar que ha evolucionado, pero me temo que el concepto sigue existiendo. Sobre todo porque hay una España de vencidos que siguen siendo vencidos, a los que no se les deja reparar la memoria. Supongo que hay otra España que después de morir Franco no ha dejado de ostentar el poder. Así que esperemos que estos últimos tiempos, que parece que puede haber cambios y un nuevo aire llega a la política, se termine de culminar la transición. Porque me parece que la transición está por hacer.

-A la hora de enfrentarse a un nuevo papel, ¿prefiere un personaje real o uno ficticio?

-No es lo mismo construir un personaje que conoce todo el mundo. Pero nosotros también decidimos no hacer una imitación exacta de los personajes, porque eso queda caricaturesco.

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