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Cultura

Adán en Nueva York

Según la tradición judía, el golem es una criatura sobrenatural, hecha de arcilla, que acude en socorro del pueblo hebreo, convocada por un preciso sortilegio. El lector recordará sin duda aquel golem del año 20, filmado por Boese y Weneger, cuya ancha corpulencia, formidable y terrosa, ensombreció las calles de Praga. Este golem cinematográfico se basaba en la novela de Meyrink, donde un sueño y otro sueño se confundían, y donde la criatura mítica se desvanecía por estrechas calles, envuelta en una niebla antigua. El golem de Los papeles de Puttermesser es una actualización, una vigorización de tal figura legendaria. Una vigorización no exenta de humor -antes al contrario-, y donde la invención hebrea se solapa con criaturas similares de la tradición mediterránea.

Con esto quiere señalarse que el golem, criatura hecha de barro, es un trasunto del Adán del Génesis, tanto como del mito prometeico de la Antigüedad pagana. Así, si este golem de Cynthia Ozick convierte a su mentora en alcaldesa de Nueva York, y a la propia Nueva York en un jardín paradisíaco, también será el golem quien destruya el nuevo paraíso, por culpa de la vieja tiranía del sexo. Como se ve, la destructividad del golem se mezcla aquí con el tema del Paraíso Original y la caída de Adán y Eva. También con el desafío de Prometeo, cuando crea una criatura del barro y la dota de unos saberes, de unas herramientas, que al cabo serán su perdición. El fondo último de Los papeles de Puttermesser, no obstante, dista mucho de ser una requisitoria moral sobre las equivocaciones humanas. O sobre la ambición desmesurada que llevó a Adán, a Caín, a Nemrod, constructor de Babel, a cuestionar una autoridad incuestionable. La limpia cordelería que anuda esta novela de Ozick no es otra que aquella misma que también sospechó la criatura de Frankenstein: el verdadero paraíso, su violenta hermosura, no está en el Más Allá judeo-cristiano, sino en la realidad, sucia e inhóspita.

Cynthia Ozick. Trad. Ernesto Montequin. Mardulce. Buenos Aires, 2014. 330 páginas. 16 euros

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