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Cultura

Los Quillos asaltan la Quilla

  • El artista cubano Tony Carbonell se sirve del grutesco para dotar de forma humana a seres mitológicos

El quiosco-bar Quilla vuelve un año más a acoger una exposición del artista cubano Tony Carbonell. Por quinto año consecutivo, el dibujante se olvida, en esta ocasión, de los abanicos que han surtido sus últimas cuatro exposiciones en Quilla para regresar a lo que siempre hizo: los cuerpos humanos. Unos cuerpos atrapados en la mirada de este artista, que ha hecho converger, esta vez, distintas épocas del arte en las tres muestras que invaden el espacio en Quilla y que componen una exposición a la que ha puesto el título de Quillos en Quilla. Por ello, para esta obra, en la que lleva trabajando desde enero, la inspiración procede de 2000 años atrás, cuando unas cuevas romanas, descubiertas en el siglo XV, tenían en sus paredes la decoración de figuras humanas mezcladas con elementos vegetales, arquitectónicos, animales reales y fantásticos o seres mitológicos. Esto es lo que se conoce como grutesco y es lo que Tony Carbonell nos muestra. Las figuras humanas llenas de elementos decorativos de diversas épocas y de las diversas culturas con las que Carbonell ha ido creciendo. "Desde la antigua Grecia hasta la Cádiz con su barroco isabelino se pueden encontrar en la obra" afirma el dibujante. ¿Y para qué le han servido estos cuerpos humanos?

Para mostrar su genio en tres muestras ZodiaQuillos, MitoQuillos y Atlantitis. Son los nombres de las tres partes que componen la exposición Quillos en Quilla. "Me gusta incorporar mi obra al lugar en el que se va a exponer", expresa el artista en referencia al nombre de la exposición. Por los nombres, además, no resulta difícil adivinar que ha querido Carbonell expresar con cuerpos humanos. Representados como signos del zodíaco, la primera de las muestras, ZodiaQuillos, retuerce la imaginación para mostrar a estos signos como mujeres y hombres que realzan la majestuosidad de cada uno de ellos. Por otra parte, la mitología presenta su atuendo en MitoQuillos, donde personajes de este mundo se entremezclan formando parejas que se tocan a pesar de encontrarse al otro lado del papel. Así, combinaciones como Fauno y la Ninfa, Afrodita y Dioniso, Tritón y Nereida, Céfiro y Flora, Eros y Diana y las espectaculares representaciones de Apolo y Venus que se erigen como los protectores de las puertas de Quilla, otorgan un elegante cuerpo humano a estos legendarios entes. Quizá sea en la última de las muestras, Atlantitis, donde el artista ofrece su trazo más personal con atlantes, columnas de forma humana que sostienen los edificios. Como deja patente en su referencia de la obra Ana Rodríguez-Tenorio, "en estos Atlantitis vibran, como fundidos en una mezcla de ritmos bailados al unísono, el espíritu gaditano del XVIII patente en la soberbia ornamentación de los edificios señoriales de la ciudad, el aire marinero y la risa desenfadada de las alegrías, la burla de las máscaras y el enrevesamiento de los estribillos carnavalescos y, por fin, uniéndolo todo, la alegre sensualidad de los aires tropicales".

Pero la exposición para Tony Carbonell no es sólo pasar y ver, independientemente de lo agradable que resulta que el artista haya buscado adaptar su obra al espacio que es Quilla, buscando una armonía idónea entre el lugar y sus dibujos. Lo que Tony propone es un pasen, vean y hablemos. Por esta razón, durante las mañanas y tardes a partir de las siete del mes de agosto, el artista se sienta en una de las mesas de la terraza y hace lo que él define como "una extensión de la muestra en la que la gente puede venir a hablar conmigo y, así, no quedarse simplemente en visionar la obra". Además, quien así lo desee puede llevar a su casa una reproducción en facsímil de la obra de Tony, así como camisetas con su signo del zodíaco. Eso sí, con el trazo del pincel de Tony Carbonell.

El autor, nacido en la localidad cubana de Matanzas, lleva ya varios años esparciendo su legado en esta ciudad. Llegó a Cádiz gracias al Festival Iberoamericano de Teatro y se enamoró del lugar. Tanto, que echó raíces y se quedó aquí a vivir; además de haber realizado el cartel del Carnaval de Cádiz en dos ediciones. Una ciudad a la que él ve como un espacio abierto. "Siempre lo digo, Cádiz es como una ventana en la que puedes ver el horizonte". En la actualidad, se destaca por los talleres de abaniquería que imparte después del verano y con los que ha creado un nuevo lenguaje en esta materia.

Arte del mundo bajo la certera lupa del autor cubano. Una combinación letal en la que se incorporan trazos de Roma, Grecia, el barroco, Cádiz, Cuba. Incluso, como el propio artista confirma "un aporte de nuestra era como es el tatuaje". Una muestra que estará instalada en Quilla hasta finales del mes de agosto y que vuelve a unir a la naturaleza con el entorno, al entorno con su artista y al artista con el público.

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