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Resurge el Cádiz de Ultramar

  • Aparece otro pecio, una coraza de hierro y dos planchas para acuñar monedas en las obras del nuevo puerto · Los restos parecen datar del siglo XVII y XVIII y los trabajos continúan con cautelas arqueológicas

El Cádiz de Ultramar resurge ante las obras del nuevo puerto de Cádiz. Un puerto para el siglo XXI cuyo desarrollo se mide ahora con los restos arqueológicos de aquel otro muelle que, en pleno siglo XVII y XVIII, presumía de monopolizar el comercio con las Américas.

De aquellos momentos de ida y vuelta, del imparable trasiego de embarcaciones y de los ricos cargamentos que partían o entraban a esta ciudad nos llegan hoy nuevas historias. Las del hallazgo de un nuevo pecio, una coraza de hierro, troncos de madera de América y dos planchas de cobre para acuñar monedas datados entre el siglo XVII y XVIII -según las primeras hipótesis-, que ahora se suman a los descubrimientos anunciados el pasado febrero integrados por otro pecio, dos monedas y tres lingotes de plata, al hilo de las obras de la nueva terminal de contenedores del puerto gaditano que desde el pasado 3 de enero emprende la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC).

Para revelar algunos de los secretos de estos descubrimientos y la forma en que afectan a la puesta en marcha de los trabajos del puerto se dieron cita ayer con la prensa la delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, el presidente de APBC, Rafael Barra y la directora del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), Carmen García Rivera.

Juntos celebraron una impecable acción conjunta en la que se están cumpliendo con "todos los protocolos pertinentes", puntualizaba el presidente de Autoridad Portuaria, Rafael Barra.

Entre estos pasos figuran una serie cautelas arqueológicas -prospecciones geofísicas y métodos mecánicos- que, debido a la escasa visibilidad de la zona, no dieron buenos resultados hasta que los seguimientos no se realizaron a bordo de la draga, según explicó Carmen García.

Fue entonces cuando apareció un primer lingote de plata "que inicialmente no indicaba presencia de un pecio, hasta que finalmente sí que se vincularon al aparecer los otros dos lingotes", explicaba la directora del CAS.

En los diáfanos laboratorios del CAS se mostraban ayer en distintas cubetas los materiales hasta ahora encontrados. Entre ellos estos tres lingotes de plata, en cuya superficie podían verse la marca del propietario y las señas de su gran pureza. "Vienen siglados y podrían ser anteriores a 1651", señalaba Carmen García Rivera.

Junto a los lingotes aparecieron dos monedas, una de las cuales ha sido estudiada en el CAS, mientras que la otra, aún concrecionada, la atesora Tanit, la empresa encargada de los trabajos arqueológicos.

Un primer estudio indica que la moneda pesa unos 20 gramos, es de 8 reales, pertenece al reinado de Carlos II y que es posterior a la independencia de Portugal, "pues ya no aparece el escudo".

Tanto los lingotes como las monedas podrían vincularse al mismo pecio, procedente de México, según las primeras hipótesis, así como a la primera de las zonas protegidas, establecidas a tenor de estos trabajos. No se puede olvidar que "estamos hablando de zonas de servidumbre arqueológicas", es decir, con protección BIC, recordaba la delegada de Cultura, Yolanda Peinado.

En total se han determinado tres zonas de protección, explicaba Peinado. La primera asociada a este pecio, las monedas y los lingotes, una segunda vinculada a otro posible pecio histórico -en el que todavía no se ha hecho ninguna inmersión- y una tercera donde ha aparecido la coraza de hierro y se detectaron una serie de anomalías magnéticas. En esta área se realizó la última inmersión el sábado, sin más evidencias de otros restos.

Precisamente en esta área, la del dique que protege la dársena, continuarán los trabajos de la draga con cautela arqueológica. "Se levantará cada hora y media para ver qué aparece", según acordaron en la mañana de ayer.

La intención es compatibilizar los trabajos de la nueva terminal con la investigación arqueológica, teniendo en cuenta las zonas restringidas. Una ardua tarea para los técnicos de Tanit y el CAS, ya que es una zona de fango, que dificulta tremendamente los cometidos.

Los trabajos arqueológicos seguirán así con inmersiones en los dos pecios para "tener un conocimiento exhaustivo de lo que hay debajo del agua y diseñar una estrategia de trabajo de cara a una segunda fase", aseveró la directora del CAS. Esta investigación será determinante para el futuro del puerto, ya que los pecios se encuentran justo en la línea de los contenedores.

Las tres zonas de protección marcadas se reparten así entre en los 600 metros de muelle donde se han encontrado los pecios -uno de los cuales parece tener 25 metros de eslora-, así como en los 300 metros que ocupan cada uno de los diques, en uno de los cuales no ha aparecido nada.

Durante la rueda de prensa recordaron que los trabajos de control arqueológico comenzaron el pasado 2008. "Durante el proyecto de la obra se hicieron 23 estudios, entre las que se encuentran una campaña geofísica en aquel año y otra en 2011, antes de comenzar en enero", señaló Rafael Barra, quien puntualizó que todo el proceso se ha llevado a cabo bajo un programa de vigilancia ambiental y arqueológica.

Una impecable labor conjunta que, con la Ley de Patrimonio por bandera, permite avanzar hacia un futuro sin obviar los secretos de un pasado esplendoroso que resurge ante todos. El del Cádiz de Ultramar.

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