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Flamenco

Crónicas del genio herido

  • Universal, su discográfica de siempre, edita el último concierto de Camarón, grabado por José Manuel Gamboa y Juan Verdú en el San Juan Evangelista

San Juan Evangelista 92. Camarón. Guitarra: Tomatito. Archivo de José M. Gamboa y Juan Verdú. Universal.

Así nos figuramos que está todavía con nosotros. Como de hecho sigue estando. Cada fecha redonda, en este caso los 60 años de su nacimiento, viene acompañada de un regalo, un nuevo inédito del genio de la Isla. Fue su último concierto, seis meses antes de su muerte, ya con ésta incrustada en sus pulmones. El último hálito de vida pública, en el San Juan Evangelista de Madrid, enero de 1992. Desde noviembre, el "dolorcillo en el costao" que lo llevaría a la tumba se hacía presente las 24 horas del día. Aquella noche estaba la prodigiosa grabadora de Juan Verdú y José Manuel Gamboa, que firma el texto de presentación del disco. Un texto que es un haiku: el oyente menos aficionado echará de menos algo de contexto de lo que escucha. De hecho no están transcritas las letras de los cantes y el apartado gráfico es también paupérrimo. Cosas de la crisis discográfica, supongo. Pensarán los de Universal que es el último CD que publican de Camarón y que para eso no merece la pena. No quiero decir con ello que la cascada de inéditos se detenga sino que el formato CD lleva diez años herido de muerte. Pero no muere.

Tomatito derivaba su épica gitana a un intimismo lírico que marcaría su carrera como solista, con un sentido rítmico, una dedicación y mimo hacia el cante, únicos. Y, por supuesto, con guiños, a veces citas directas, a la guitarra que marcaría desde un primer momento la forma de acompañar a Camarón, Paco, el otro yo del cantaor. El otro yo del guitarrista. Herido de muerte, canta Camarón igual de épico, más íntimo. Dicen los que lo vieron que, aunque estaba demacrado, delgado, cuando se subió al escenario...; dicen que cuando se subía al escenario, rejuvenecía un par de lustros. De la afinación perfecta y el sentido del ritmo innato nada más se puede añadir a lo dicho y escrito en las últimas décadas. Pero sí lo siguiente: ¡cómo cantó esta noche Camarón! Variedad melódica y estilística, plenitud vocal y guitarrística. Una nueva obra maestra, quizá el inédito de más interés de los salidos en las casi dos décadas trascurridas desde su muerte. Este año, este mes, en el que hubiese cumplido 60 redondos años. Y qué rotundo mentís a los que decían, y dicen todavía, que ya no tenía fuerzas, que sus recitales apenas eran una pincelada. Puede ser cierto, pero la noche aquí registrada en el Johnny cantó 45 mintuos y con el solo acompañamiento de la guitarra de Tomatito. "Pa que quiero los dineros/ si no me sirven pa ná,/ salud es lo que yo quiero/ y no la puedo comprar", remata la copla popular, aunque hecha autobiográfica carne doliente en el cuerpo del cantaor, la tanda de soleares.

Siguió esa noche el cantaor por tarantos y cartageneras. En la primera falseta ya el tocaor arranca el aplauso del público. Y cómo llora hoy el ayeo de salía de ayer. Qué bueno que está Camarón así, al natural, sin pinchazos ni arreglos de sus últimos discos. Qué plenitud vocal asombrosa. Sin artificios, cante y toque de tradición, actualizado, dicho en la voz y las manos de dos artistas personales, de su tiempo. Únicos.

Por supuesto que bulerías y tangos, los estilos por entonces dominantes en el repertorio del cantaor, también sonaron aquella noche en Madrid. El compás buleaero es saludado desde los primeros rasgueos con un aullido por parte del público. Aquí sí introduce Camarón nuevos sones, propios, como la introducción "tirititando de frío" que grabó en 1986 con el título de Los inmortales, cante del que también hace una copla, y que firmó a medias con el desaparecido Antonio Humanes. También interpreta, todo hay que decirlo, una letra de Manuel Molina, la copla Dueño, soy tu dueño popularizada por Enrique Montoya y el famoso huapango de La cigarra, con su "la vida se apaga", que era una de sus señas de identidad desde mediados los años 80. Aunque, en general, se inclina hacia el repertorio flamenco de tradición. Eso sí, con unos melismas, unos acentos, personalísimos. Tanto, que han marcado la historia contemporánea de este arte.

En los tangos también combina el repertorio tradicional, con fuertes acentos canasteros, con el contemporáneo: melodías de su último disco, que entonces estaba en proceso de postproducción, Dios que te llevó con él de 1983 o el famoso estribillo Soy gitano, con el que remata la entrega.Termina el impresionante último concierto de Camarón con unos fandangos naturales, donde se acuerda una vez más, por última vez, de su amigo Juan el Camas. Y así acaba este maravilloso trocito de gloria.

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