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España

Editorial: Una debacle que debe llevar a la reflexión

LAS elecciones autonómicas gallegas y vascas demostraron ayer hasta qué punto el PSOE se encuentra en una de las tesituras más complicadas de su centenaria historia. No es mero alarmismo. El Partido Socialista, que apenas hace unos años había gobernado en estas dos comunidades, ha pasado a tener una representación muy minoritaria, especialmente en el País Vasco, donde es la cuarta fuerza, detrás de PNV, Bildu y Podemos, con los mismos nueve escaños que el PP, que tradicionalmente ha sido una formación muy débil en esta autonomía. En Galicia, el PSOE no sólo no ha podido evitar la aplastante mayoría absoluta de los populares, sino que también ha sufrido el sorpasso de Podemos. Aunque algo se temía, difícilmente se hubiesen imaginado unos peores resultados.

Después del frustrado intento de Mariano Rajoy de ser investido por el Parlamento como presidente del Gobierno, era casi un lugar común afirmar que había que esperar a la celebración de las autonómicas vascas y gallegas para desbloquear la situación política en la que se encuentra España. Pues bien, ya han hablado las urnas y la principal conclusión es que el PSOE ha sufrido una auténtica debacle en unos comicios cuya importancia y alcance nacional conocían muy bien los electores. Ante esta situación, el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, debe realizar una profunda reflexión y admitir su responsabilidad, que no ha sido poca. En primer lugar, debe comprender que, con estos resultados, es un auténtico suicidio para los socialistas ir a unas terceras elecciones generales y que la única opción viable que le queda -si admitimos que el intento de formar un Gobierno con Podemos es casi imposible y totalmente indeseable- es facilitar con la abstención la creación de un Gobierno y quedarse en la oposición, lo cual le permitiría ganar tiempo para, con la relativa tranquilidad que da siempre la oposición, volver a construir un proyecto y un liderazgo que sean una verdadera alternativa en España.

España necesita un PSOE fuerte y con las ideas claras, pero ninguna de estas dos cualidades se dan en la actualidad. El gran partido socialdemócrata que fue fundamental en la consolidación de la democracia y en la construcción del Estado de bienestar vive los momentos más complicados de los últimos cuarenta años. Es urgente que salga de su marasmo e inicie una nueva etapa.

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