Kechu Aramburu del Río

"Me desclasó Felipe hablando de dialéctica en la playa de Chipiona"

  • La ex diputada de los parlamentos andaluz, español y Europeo habla sobre su paso por la política. "Es difícil administrar dos horas de silencio en el AVE con Alfonso Guerra".

-¿Qué le queda de eurodiputada?

-La mala costumbre de llegar antes a los sitios. La hora europea, que no casa con la hora africana del sur.

-¿Europa está lejos?

-Yo la tenía cerca. Era la número uno de los Aves. Venía a todas las reuniones. Siempre volando y viajando. Cogí una angina de pecho. Europa no fue un premio. Fue un exilio político, era excesivamente heterodoxa en la organización.

-Fue sucesivamente parlamentaria andaluza, eurodiputada y congresista. ¿Con cuál se queda?

-La etapa más excitante fue la del Congreso de los Diputados, tiempos de la famosa pinza. El Parlamento Europeo es una cámara sin ideología, las directrices las llevas más los altos funcionarios que los políticos.

-¿Europa para vivir?

-Pasaba tres semanas en Bruselas y una en Estrasburgo, una ciudad preciosa y carísima.

-¿Qué tal con la pinza?

-Tuvo sus usos. Yo utilicé los miércoles del Congreso y la complicidad entre mujeres, especialmente mi amistad con Amalia Gómez, para conseguir de los ministros Javier Arenas y Rodrigo Rato no pocas conquistas sociales, como la conciliación de la vida laboral y familiar. Tuve una buena relación de amistad con Esperanza Aguirre, con Mariano Rajoy, que se reunía conmigo en mi despacho, y con Federico Trillo. A Esperanza la invité a mi segunda boda. No vino, pero me mandó un regalo precioso, exquisito como ella.

-¿Es una roja de libro?

-Al contrario. Pertenezco a la burguesía vasca de Neguri. La pequeña de cinco hermanos. Todos vascos, menos yo que nací en Sevilla porque a mi padre lo destinaron como inspector de la naviera Ybarra. Familia de derechas, católica, apostólica. Cuando salgo diputada comunista, se trunca la relación. Para mi segunda boda me mandaron una vajilla preciosa, porque asumieron que no quemaba iglesias. Era la oveja negra.

-Como Pina López Gay...

-Fuimos muy amigas. Alguna vez nos detuvieron juntas. Yo era trotskista y ella maoísta.

-¿Cómo se desclasa?

-El responsable de mi desclasamiento se llama Felipe González. Es el que me introduce en el tema político, aunque ni entré ni me acerqué al Partido Socialista. Sus suegros tenían una casa en Chipiona y yo era muy amiga de Cristina, la hermana de Carmen Romero. Ésa fue mi iniciación, debatiendo en la playa Dialéctica sin dogmas de Havemann.

-¿Su marcha de Izquierda Unida tuvo que ver con la de Rosa Aguilar?

-Intentamos una solución tranquila, pausada, para conseguir una izquierda plural, democrática. No lo conseguimos. El presidente del Gobierno decide llamarla. Estuvo toda la noche dándole vueltas a la cabeza y me llamó. Yo le dije que no me iba al Partido Socialista.

-Le dijo que no a Felipe, no le iba a decir sí a Zapatero.

-Había sido una misionera de la política y quería recuperar la vida civil, a mi marido, a mi hijo, a mis amigos, los libros, la calle. Había querido salvar el mundo, el mundo no se dejó y decidí hacer mi propia realización en las Tres Mil Viviendas.

-¿Su nuevo hemiciclo?

-Pues sí. Aunque soy profesora de Filología Inglesa, allí estoy con un proyecto que ya funcionaba en Europa, un aula de Atención Personalizada para alumnos en exclusión social.

-Por su ascendencia vasca, ¿tuvo una relación privilegiada con el PNV?

-Mejor con Convergència i Unió. Tenían un lobby feminista muy fuerte.

-Tres mujeres (del PP) presiden los gobiernos de Aragón, Madrid y Castilla-La Mancha. ¿Ve una mujer gobernando Andalucía?

-No es el mejor momento. Los costes de las crisis interna y externa tienen rostro de mujer. La mujer en Andalucía tiene que esperar.

-¿Qué recuerda de sus compañeros de viaje?

-Con Álvarez-Cascos coincidía muchas veces en el AVE cuando se bajaba en Córdoba. Es muy difícil administrar dos horas de silencio con Alfonso Guerra.

-¿Qué libros leía?

-En la ida preparaba las intervenciones; en la vuelta, los balances. No recuerdo a nadie leyendo libros, consumíamos mucha prensa.

-Sin partido, ¿se acercará al 15-M?

-Lo sigo expectante y cercana. Lenin, aunque parezca añejo, dice que las ideas sin organización no permanecen. No se puenden instalar en la cultura del no.

-El 20-N, elecciones. ¿Qué recuerda del otro 20-N?

-Destruí todas las fotos y escritos que me relacionaran con Felipe González.

-Dos años después, legalizan al Partido Comunista.

-Lo celebramos en la farmacia de Rafael Álvarez-Colunga.

-¿Cómo le sentó a su salud el doctor Llamazares?

-Llamazares era mucho más conservador que yo. No le hacía demasiado caso a mis sugerencias políticas.

-¿Ha asumido Diego Valderas que sin la pinza nunca habría sido presidente del Parlamento andaluz?

-Y muchas cosas más.

Velando por la educación de Sevilla a Bruselas

María Jesús Kechu Aramburu (Sevilla, 1951) da clases en el IES Polígono Sur y formó parte de las comisiones de Educación en las cámaras andaluza, europea -donde también formó parte de la de Relaciones Internacionales con China- y Carrera de San Jerónimo. Militó en la Liga Comunista Revolucionaria y después en el PCE, del que se dio de baja en 2009. Su hijo Javier es director de producción del Festival de Cine Europeo. Es contertulia del programa que dirige Paco Robles en Sevilla TV y es vicepresidenta de la Fundación Fulmen que en memoria de la librera María Fulmen preside Nani Carvajal.

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